Hoy, quiero publicar
algo breve - y muy distinto a los registros que vengo empleando - a modo de homenaje a quien siempre
se preció de ser el mayor defensor de los derechos humanos y libertades
inalienables, padre ideológico del movimiento de INDIGNADOS, con quienes se podrá simpatizar más o menos, pero cuya
existencia y relevancia en la actual situación social y económica no puede, no debe, pasar inadvertida en justo
reconocimiento a este luchador, veterano de guerra y librepensador de innegable
lucidez.
Hoy, puede que
el mejor Epitafio, lo constituya el extracto de su propia obra que se
materializó como un deseo, el mejor de todos ellos, al resto de la raza humana.
Esta mañana nos hemos desayunado con la triste noticia
del fallecimiento de Stephanè Hessel. El veterano
activista de la Resistencia
Francesa – siempre a las órdenes de De
Gaulle – durante la ocupación nazi. No pudo o no quiso ya, a sus castigados
95 años, volver a burlar a la muerte como lo hiciera durante su juventud en el
Campo de Concentración al que fue enviado, tras su detención y tortura por su
oposición al régimen de Hitler, usurpando entonces la identidad de otro preso
fallecido de tifus, escapó a una muerte segura y lo seguiría haciendo, durante
sus continuas entradas y salidas de prisión hasta su definitiva huida de un "tren de la muerte" y su posterior unión al ejército norteamericano que libertara París. Su vida fue siempre una partida de póker con
el destino. Iba de farol, le gustaba arriesgar. Y ganó.
Este librepensador, alemán de nacimiento y francés de
corazón, decidió anoche que ya había cumplido con su misión, al materializarse
el contenido de su manifiesto “Indignez vous!” en el germen de ese
movimiento de indignados que recorre, convulsionando, toda Europa. Ideológicamente opuesto a
mi pensamiento, salvo en lo concerniente, claro es, a la dignidad humana y los
derechos inherentes a la misma, admirado y respetado, envidiado pero honrado, hoy toca rendirle un más
que merecido homenaje por su incansable lucha en pro de los derechos humanos.
Si repaso ahora su labor, sólo puedo rendirme ante una
lucidez mental extrema, propia de un revolucionario, un visionario, un líder de
masas que, sin profundizar en la conceptualización, más allá de apelar a la
propia dignidad personal, ha hecho de la indignación una forma de vida, con
la que se podrá estar de acuerdo o no, asumir de forma moderada o en su
vertiente más radical, pero lo cierto es que él ha conseguido movilizar a todo
un continente, removiendo conciencias e, incluso, los cimientos de cada Nación.
Hessel, socialista convencido, reivindicativo por
principio, amigo de judíos, negros y gitanos y defensor a ultranza de las
libertades personales y la justicia social, ha dejado de ser hombre para convertirse,
hoy, en mito.
Hoy una mujer de derechas, llora, con las amargas lágrimas de la indignación, a un hombre bueno de izquierdas.
Hoy una mujer de derechas, llora, con las amargas lágrimas de la indignación, a un hombre bueno de izquierdas.
Allá donde esté… descanse Stephanè Hessel, siempre, en paz.
“Os deseo a todos, a cada uno de vosotros, que
tengáis vuestro motivo de indignación. Es algo precioso. Cuando algo nos
indigna, como a mí me indignó el nazismo, nos volvemos militantes, fuertes y
comprometidos. Volvemos a encontrarnos con esta corriente de la historia, y la
gran corriente de la historia debe perseguirse
por cada uno. Y esta corriente nos conduce a más justicia y libertad;
pero no a la libertad incontrolada de la zorra en el gallinero…”
(S. Hessel – “¡Indignaos!”
Descanse en paz. Un buen homenaje para un buen hombre, de una buena escritora. Debe sentirse honrado alla donde este. A partir de hoy yo tambien sere un indignado, merece la pena.
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