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lunes, 29 de mayo de 2017

Alguien voló sobre el nido de Cuqui.







Y tras asistir, estupefactos, a ese esperpéntico juego de tronos –pucherazo incluido pues ya sabemos todos que aquí, depende de cuales, las sombras son alargadas-, aderezado con un jugoso rosario de calificaciones y descalificaciones, desautorizaciones, autoproclamaciones y otros actos más propios de una comedia de vodevil, nuestro gobierno municipal confiere a la imperiosa necesidad de levantar el bloqueo económico y político que sufre Cuba, desde octubre de 1960 por parte de Estados Unidos, la importancia de someterlo a debate en un pleno. He de reconocer que cuando leí la noticia, por segunda vez y tras asegurarme de que el calendario indicaba que no estábamos a 28 de diciembre, intenté, no sin gran esfuerzo, procesar la información. Convendrán ustedes conmigo, amigos lectores, en que este tipo de iniciativas ha venido tradicionalmente auspiciado por la filantrópica izquierda ante la habitual abstención y cáustico reproche por parte del PP que no veía con buenos ojos lo que, no sin falta de razón y así lo afirmo, bien podría calificarse como una pérdida de tiempo y recursos ante otras necesidades más perentorias de la ciudadanía: el progresivo endeudamiento de las arcas municipales, el incremento de la tasa de desempleo, la ausencia de inversiones que pudieran reactivar nuestra exigua economía, el deficitario mantenimiento de los servicios públicos, la limpieza -¡ay, la limpieza!- de nuestras calles y espacios o la raquítica red de alumbrado eran, solían serlo -¡benditos tiempos aquellos!-, los recurrentes temas que ocupaban y preocupaban a los jiennenses, haciéndolos objeto de animada charla en los mentideros de mediodía al amor de unas cañas o de sarcástica crítica en las redes sociales. Pero, en una nueva vuelta de tuerca, nuestro consistorio entiende que es una “cuestión esencial de derechos” poner fin al embargo que mantiene la asfixia financiera y comercial de la isla caribeña como consecuencia de los dislates autoritarios de un sátrapa que, ya morador del mundo celeste, ha dejado el tentáculo de un fiel heredero en éste a modo de ególatra perpetuación de su memoria. Justificaba así, el portador de la vara de mando municipal, la necesidad del debate en la pretensión, trasladada por el cónsul general de Cuba en Andalucía, de “abrir relaciones comerciales” con aquél paraíso de ébano, caña de azúcar y sinuosos bailes en el malecón. Desconozco si la razón es fomentar el turismo rural entre los cubanos, abrir el comercio del tabaco puro en Jaén o, simplemente, instaurar una línea transatlántica vacacional que bien podría llamarse “Entre olivos y ron” orquestando, a tales fines, una serie de visitas guiadas que den inicio en uno u otro punto, cuando sinceramente, a mí, como vecina de Jaén y sufrida contribuyente, lo que de verdad me inquieta, por afectar esencialmente a mis derechos, es el estancamiento económico de mi ciudad, su invisibilidad en el plano cultural y turístico, la precariedad de los servicios de los que gozamos, las deficiencias y estado de los espacios municipales de uso público o  el, cada vez más cotidiano, espectáculo de desgobierno con el que indefectiblemente se nos castiga. Que nuestro Ayuntamiento debata, en un pleno, acerca de lo que lleva pasando desde hace casi 60 años a más de 7.000 kilómetros de nuestra ciudad, me hace pensar que o empezamos a sufrir algún tipo de desequilibrio o es que no había otra forma más efectiva de acallar el escándalo del Congreso Provincial del Partido Popular. Me pregunto si el elevado coste – por la inevitable merma tanto de votos como de credibilidad – habrá sido previamente sopesado. Ahora sólo nos resta esperar el advenimiento de esa fructífera relación con Cuba y ver cuál es la próxima ocurrencia, ocupando nuestro tiempo, mientras tanto y hasta entonces, en barrer las calles, arreglar los jardines o pasarle el ‘fregoncillo’ al mobiliario urbano pero todo eso, claro, antes de que con la caída del día nos llegue la tenebrosa oscuridad de la noche.

Publicado en la columna de los lunes, Reflexiones de butaca, del diario VIVA JAÉN, 29/05/2017.

lunes, 22 de mayo de 2017

El Pagafantas.




Son las bondades de nuestro indulgente clima las que inducen, sin duda, a tomar ese refrescante aperitivo diario en buena compañía antes del almuerzo. Entre los parroquianos asiduos a los agradables veladores primaverales es posible encontrar al que encarna a la perfección mi personal concepto de patán, cuyo dudoso mérito en la vida no excede, casi nunca, de haber amasado un pequeño capital de un modo más que cuestionable o el de pretender, indefectiblemente, deshacer entuertos a golpe de talón pero sin destacar, en modo alguno, por una valiosa contribución a la sociedad. Es decir, para mí, el Pagafantas, aunque los haya de diversas edades, suele ser alguien que no destaca más que por manifestar en su comportamiento un gran mimetismo con la garrapata común, no ya sólo por ser un eficiente vector de enfermedades infecciosas –como la lacra de la adulación que termina convirtiéndose, con el tiempo, en el virulento mal de la vanidad, el engreimiento y la petulancia en el inoculado – sino por la insufrible molestia en la que, al final, se acaba tornando. Prolifera el individuo, en estas fechas, acudiendo puntual a esa cotidiana reunión de personas de cierta notoriedad en la ciudad, situándose en una mesa, preferentemente la más visible para todo viandante, a departir amablemente mientras comparten unas cañas; regodeándose entonces, el zoquete autocomplaciente, en la exposición pública de encontrarse entre  los integrantes de su pretendido Olimpo y como si, su pertenencia, lo fuera por derecho propio o logros personales, en lugar de haber ido enroscándose a tuerca, en ese mecanismo, mediante el acostumbrado pago de rondas. Se pavonea con displicencia desde el espejismo de su posición suprema, alardeando, entre risueños besos a la copa, de sus “amistades” con estruendosas carcajadas que acompaña de palmaditas en la espalda a sus venerados compañeros de mesa, como si cualquiera de los allí concurrentes estuviera dispuesto, en el fondo y llegado el previsible momento, a jugarse el tipo por dispensar un comprometido favor al Pagafantas de quien, no obstante, absorben los agasajos. Y así seguirá el infeliz: convidando a sus ídolos, que se arriman al querer, cumplimentados por la canonjía del esbirro. Sonrío para mis adentros, contemplando diariamente al medrador abrirse paso a codazos, haciendo ostentación de su adquirida condición aun cuando él, cándido y estúpido a más no poder, se sienta “poderoso”, “respetado” o, incluso, “temido”. Paso a su lado mientras le dirijo una mirada no exenta de sorna y pienso en el sentimiento que debe embargar a ese pobre diablo luciéndose, como un impostado igual, con la presunta flor y nata. No es sino el grotesco amago de una maniobra intimidatoria a fin de que se le dispense un respeto del que, es obvio, le hace carecer su propia disposición servil. Me produce, también, cierto rubor pues si, en realidad, lo que pretende es hacerse notar, aquí el Pagafantas, lo consigue: es innegable su brillante interpretación del papel de bufón. Tomo asiento en una mesa próxima mientras me clava, de soslayo, su mirada ratonil y miope pertrechada tras las gafas de sol graduadas, le devuelvo la mía que destila socarronería e incapaz de mantenérmela la desvía, con la avidez del radar, rastreando ahora el panorama en busca de espectadores más impresionables, sin duda. Pido una cerveza y con gran dificultad reprimo la primera intención de indicarle al camarero que la apunte a la cuenta. A la del Pagafantas del lugar.

“Pocos pueden ver lo que quieres aparentar cuando todos adivinan lo que, en realidad, eres”
(N. Maquiavelo)

Publicado en la columna de los lunes, Reflexiones de butaca, diario VIVA JAÉN, 22/05/2017.



Mafiosos, profanadores de tumbas y cobardes, lo mejor de cada casa.



Y lo peor es que ya no nos escandalizamos, la putrefacción política se nos hace tan natural y cotidiana como el café de media mañana. Y en ello ando, reflexionando, mientras veo girar de modo concéntrico la espuma en la taza. Una sensación de vértigo similar, sin duda, a la que debe embargar a nuestro Presidente –hay quien dice de él que tiene cabeza reptiliana, por aquello de moverse sin caminar o puede que, el hombre, ni se mueva ni camine, ¡vaya Vd. a saber!- y es que tanto va el cántaro a la fuente del turbio submundo que, al final, la corrupción lo acaba rompiendo. El PP lo había venido pagando con la masiva pérdida de votos en 2011 y 2015, favoreciendo e, incluso, propiciando una nueva estirpe política “regeneradora” –así se nos vendían los mesiánicos redentores de la infecta clase política- que, al final se ha visto, no ha hecho sino confirmar el hecho de que a los españoles no se nos pueden ofertar más dos opciones –¡bendito sea, hoy, aquél denostado bipartidismo de ayer!-. Tenemos al Presidente de una nación llamado por un Tribunal “como un ciudadano más”, aun cuando comparezca en calidad de testigo, para dar cuenta de los trapos sucios de la gaviota, más parece últimamente un ave carroñera, con el consiguiente riesgo que ello entraña, bien es sabido que uno puede entrar como testigo a la sala y salir de ella como imputado, aquí ya todo es posible. Y anda Dontancredo “el estafermo”, rodeado por su fiel guardia pretoriana cuyo lema no es sino el de “salvar al Presidente Rajoy” intentando activar un protocolo “anti salpicones” que, ya me barrunto yo, llega tarde, pues aunque coincidentes en el tiempo –no digo yo que tengan una necesaria relación de causalidad- tanto Gürtel como Lezo copan la actualidad informativa. Mal pudiera parecer que lo ocurrido en el PP de Madrid con los dineros del Canal eclipsara la declaración de Rajoy en sede judicial, como si los que “han robado” en Madrid, militaran en un Partido ajeno al del Sr. Presidente del Gobierno, o como si fuera posible escindir, trazando una imaginaria línea roja, la parte “corrupta” de la “incorrupta” en el seno de una Organización que poco lugar va dejando ya a la presunción de inocencia. Pero fue ayer cuando, si es que mantenía alguna duda de que no es posible votar sin sufrir una irreprimible arcada, superando los límites de cualquier ficción, me topé de cara con la dura y vergonzante realidad: el autodenominado centroderecha español, en connivencia con la pusilánime abstención de la derecha moderada, intenta reavivar los rescoldos de viejas hogueras, exhibiendo cadáveres, o lo que ya pueda quedar de ellos, como trofeos políticos y jaleando al resto de la camarilla de matones, sinvergüenzas y demás gente de malvivir para que se unan al contubernio de profanar un Santuario y asaltar las tumbas que alberga, buscando, con esta participación, limpiar el bochornoso oprobio que supone semejante sacrilegio, al repartir entre los intervinientes las raciones de sus respectivas culpas. Un ejército de cazafantasmas capitaneado por un necrófilo que, en su hambre de votos y poder, no presenta escrúpulo alguno, no ya para bailar con la más fea –pues así lo ha venido haciendo desde su eclosión en el panorama político-, sino para hacerlo, también, con una momia: la de Franco, en un siniestro vals que bien le valga el ansiado ascenso a la Moncloa, precedido por una credencial que lo sitúe en ese justo punto intermedio, desvinculándolo de la rancia derechona pero haciéndolo, al mismo tiempo, acreedor de la fe de la izquierda moderada más descontenta. Ahora sólo resta que, entre las hordas de “zombies asaltacapillas” cunda el ejemplo, faltarán entonces cuerpos disecados, ataviados con sotana y hábitos, extraídos de sus tumbas para asistir, como invitados de honor, a los tétricos guateques de las Asambleas Populares a las puertas de iglesias incendiadas, pues en el vil arte de mancillar, como en el comer o el rascar, todo es empezar.

Publicado en la columna de los lunes, Reflexiones de butaca, diario VIVA JAÉN, 15/02/2017.


Hacia la anhelada Arcadia pollina.




Es curioso el sistema educativo actual, cualquier monigote de cinco años repite, como un papagayo, la obra pictórica de Van Gogh datándola correctamente o describe, con gran minuciosidad y sin haberla visitado, las bondades cromáticas de la Capilla Sixtina deleitando al auditorio en los estudios anatómicos de Miguel Ángel pero llega a los doce sin, apenas, saber leer y escribir o sumar y restar. Maravillas del progreso que, en el moderno ámbito pedagógico, se llama “proyectos”, unos métodos inspirados en las teorías constructivistas de Piaget y los logros académicos de Montessori. Y los padres tan contentos, oigan, ellos hacen “huelgas de deberes” porque quieren que su hijo o hija “sea feliz” y yo siempre digo lo mismo: tendrán al más feliz de todos los pollinos posibles, será un pollino pero feliz, feliz-felicísimo, sin duda, pues un ignorante carece de cualquier preocupación que lo atribule. Es lo que todo padre anhela para su hijo: la felicidad. Muchos “proyectos”, mucho constructivismo y mucho diálogo pero donde se pongan las horas estudio para el afianzamiento de los contenidos aprendidos en clase… porque, claro, luego viene la segunda parte ¿nos hemos planteado por qué en lugar de fomentar la cultura del esfuerzo, formando a las generaciones del mañana del modo más sólido pasamos a facilitarle el laxo acceso a la Universidad al vago, al lerdo y al apático imponiéndole, como resultado de una inercia imposible, unos estudios que no va a aprovechar pero que suponen un ingente gasto al Estado?, ¿no tenemos el pundonor de aspirar, siquiera, a formar profesionales competentes para su integración en el mercado europeo?, ¿acaso no vemos, tampoco, la necesidad de destacar con la marca España liderando el crecimiento de los países de la Unión?. No, lejos de eso, caemos en la autocomplacencia del retroceso educativo, no podemos obviar que tenemos el cuestionable honor de encontrarnos a la cola en ámbitos tan sintomáticos como las matemáticas y la comprensión lectora por obra y gracia de la santa LOGSE. “Yo lo que quiero es que mi hijo sea feliz”, repiten recurrentemente los padres de los nuevos pollinos y pollinas fabricados en serie, ¡toma ya, pues claro, es lo que quieren todos los padres! pero algunos hijos tuvimos normas y horarios, rutinas, obligaciones y responsabilidades, valores y principios y, sinceramente, no creo que fuéramos niños infelices sino, simplemente, formados. Sabíamos que nada se consigue sin esfuerzo y disciplina, reprobábamos la violencia en cualquiera de sus formas por lo que no precisábamos de “mediadores” ni de ninguna campaña anti-acoso en nuestros centros escolares; asumíamos, con gran facilidad y, en ocasiones, con la instructiva ayuda de algún castigo o pescozón, conceptos como “respeto”, “amistad”, “responsabilidad” o “generosidad” y, por supuesto y sobre todo, hacíamos los deberes. No me imagino a ninguno de mis condiscípulos de entonces, agrediendo hoy a médicos en Centros de Salud, destrozando mobiliario urbano, denunciando a profesores, evadiendo impuestos, explotando a sus trabajadores o siendo asistidos, durante su declaración en alguna Comisaría, por un abogado. A ellos no. Parece que ya se nos olvida, señores, pero los niños crecen o ¿acaso nosotros, una vez, no lo fuimos?.

Publicado en la columna de los lunes, Reflexiones de butaca, en diario VIVA JAÉN, 08/05/2017.

 



Ni al carnero por delante, ni a la bestia por detrás.






Aconseja mi tío Miguel “no acercarse, nunca, al carnero por delante, a la bestia por detrás ni al tonto por ningún lado” y no le falta razón al hombre. La fotografía que recoge el encuentro en Bayona entre la Presidenta del Parlamento Navarro, Ainhoa Aznárez y Josu Zabarte el “carnicero de Mondragón” que se aferró “valientemente” a la tabla de salvación que supuso en su día la derogación de la doctrina Parot me produce el ácido ascenso de una violenta arcada que, desde el estómago, me corroe la garganta. Supongo que, en un intento de explicar lo inexplicable, esta feminista, republicana y militante, finalmente y tras múltiples avatares, en Podemos se ha visto empujada a justificar su presencia en tan siniestra batahola aduciendo que instaba a pedir la disolución de la agónica cuadrilla de los sicarios del hacha y la serpiente. En un alarde de cinismo, aclara que lo hace en su condición de “víctima” puesto que es lo que se considera tras haber precisado escolta durante varios años, esputando sobre la memoria de las auténticas víctimas de ETA –los asesinados vilmente- una nueva afrenta más: una podemita se considera víctima de la banda terrorista mientras no tiene el menor reparo en fotografiarse junto a la sabandija que, lejos de arrepentirse, muestra su orgullo por el “deber cumplido” que no es otro que el de “ejecutar” a padres de familia de uniforme que arriesgaban sus vidas por España, por el sustento de sus hijos. Esta “víctima” que se dice tal, detenta la Presidencia de la Cámara Foral aupada precisamente por BILDU –herederos naturales de BATASUNA o, para ser más claros, de la banda terrorista ETA-, un pacto ad hoc conspirado para defenestrar a UPN, legítimo vencedor en las urnas. Y, ahora, se les llena la boca de “paz”, son –o eso dicen el Sumo Pontífice de la coleta y ad lateres- “artífices de la paz”, los mismos que han alardeado de manera pública del asesinato de inocentes, esos “gudari” irredentos encuentran el amparo en PODEMOS que los acoge reivindicando unos pretendidos derechos como “presos políticos”, son los mismos que tejen las redes con regímenes dictatoriales en Oriente Próximo y Sudamérica, “paz”, “presos políticos” y lo dicen quienes se niegan a exigir la excarcelación de Leopoldo López, alaban el sistema político de Venezuela y, lo que es más doloroso y ofensivo para los españoles, no muestran el menor ápice de conmiseración por los crímenes cometidos sino que, en un alarde de desvergüenza, impetran la impunidad de unos criminales, pidiendo su acercamiento, para ocupar cargos en las Instituciones que una vez fueron objetivo de la goma-2. Una pantomima, otra más, una mascarada en la que los derrotados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad se erigen -en pleno delirium tremens provocado por la abstinencia de sangre- en los grandes hacedores de una paz que ellos mismos dinamitaron, buscando la sinergia con sus iguales, pues tan culpable es quien aprieta el gatillo como quien lo justifica, no se trató de “ejecuciones” sino de crímenes y en un Estado de Derecho en el que las libertades están plenamente garantizadas no puede afirmarse obscenamente que “lo que se pierde en las urnas, se ha de ganar en un campo de batalla” porque, cuando se hace, quedan claras las posiciones y las víctimas, siempre, están en el otro bando. Me niego no sólo a reconocerle la menor veracidad sino el más mínimo respeto a la señora Aznárez, las víctimas de ETA son y serán siempre los enterrados, los olvidados y todos los que honramos su memoria cada día, somos todos y cada uno de los que estamos y seguiremos estando no al lado sino enfrente de Josu Zabarte, sin escolta, con el pecho descubierto, creyendo en la Democracia, defendiéndola. Condenando, en suma, el terrorismo y exigiendo el cumplimiento íntegro de condenas para los asesinos.

Publicado en la columna de los lunes, Reflexiones de butaca, diario VIVA JAÉN, 24/04/2017