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lunes, 4 de marzo de 2013

Una diosa, otra más, para el Rey... o Corina, que es nombre de Reina.







Cuando analizo, no exenta de pudor, los últimos y bochornosos acontecimientos protagonizados por esa pseudoprincesa centroeuropea, que es “rubia como los trigos a la salida del sol”, sonriendo con una celeste y cándida mirada, accidental y descuidadamente, apoyada sobre una pulserita de tres millones de euros, sin duda, un regaloQue no hay que pensar mal de la chica, a cuya lujosa ostentación bien podría dársele otra lectura, menos amable y más chantajista, diría yo ... (...) ... que no lo haré . Autora, voluntaria o involuntaria que vaya Vd. ahora a saber los motivos que mueven su oportuna aparición, del segundo – y “entrañable” por demás – torpedo, del primero ya se encargó el Yernísimo, que ha impactado, otra vez, justo en la línea de flotación de la ya castigada Monarquía Española, es inevitable que se me venga a la memoria el maravilloso libro de Mari Pau Domínguez “Una diosa para el rey” en el que, con una sin igual maestría, se nos desgranan los quince años de reinado, “en la sombra”, de Isabel de Osorio, dueña y señora del corazón de Felipe II, cortesana y ama de los designios de nuestra, también monárquica, España de entonces, pues ya se sabe que "tiran más que dos carretas ...". Hoy, la rueda cíclica de nuestra Historia se repite, a ellos habremos de estar condenados: el regio derecho dinástico – tan Borbón, tan alto y tan rubio -, se viene transmitiendo de padres a hijos y lleva implícita, dicen, en la carga genética, el cromosoma de la hemofilia y el del desaforado amor por la belleza femenina, especialmente la ajena, junto con una profunda afición etílica…  A los hechos, no puede ser menos, me remito:

Andaba nuestro Monarca – tan Borbón, tan alto, tan rubio y tan simpático él – de cacería, no en El Escorial, sino en Botswana y no a la caza de ciervos sino de lagartas, ¡uy, perdón!: de elefantes, elefantes con trompa, he querido decir, cuando por un desgraciado accidente al emular el acrobático “salto del tigre”, ¡uy, perdón!: al tropezar, tropezar con el peldaño en la oscuridad, es a lo que me venía yo a referir, vino a dar con su real osamenta en el vulgar y duro suelo, el mismo que la plebe también hemos besado alguna vez, si bien no con tanta alharaca ni público interés. Recompuesta con gran premura y primor la fractura de la real cadera – lesión ésta bastante frecuente entre personas de edad, que para todo hay un tiempo en la vida y el actual es para cuidarse, Majestad, que no estamos ya para tanto trote-, asistimos, estupefactos, a las excusas proferidas por un demacrado y convaleciente Jefe del Estado: “Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a pasar”, el Rey se dirigía a su Pueblo, cediendo así a las presiones, sobre unas muletas, hinchado cuán batracio reventón, con motivo del tratamiento a base de corticoide y el sonrojo de la vergüenza pintado en su rostro, que no era para menos entonces. 

Pero... se hace preciso ahora cuestionar la razón por la que se nos pedía perdón exactamente... ¿Por ausentarse el patrón del barco, en tiempo de zozobra, de una nave a punto de su naufragio?, ¿por abatir animalitos?... o ¿por…?... ¿por...? ... Porque claro, lícito es preguntarse qué, real, pito tocará en nuestra seguridad nacional esa Barbie de tamaño natural e impronunciable apellido que se dice "señora de negocios de alto nivel" y "amiga entrañable del Rey" puesto que, está claro, "señora de negocios" habrá, necesariamente, de ser y en cuanto a las cotas de su categoría - profesional que no sugiero yo ninguna otra- no existen dudas al igual que, tampoco, de la entrañable relación que la vincula al Monarca. Es evidente.

Corina, nombre de Reina o debiera serlo, ha buscado su discreción en un caro Despacho de Abogados, también y como no podía ser de otro modo, de "alto nivel" situado en una de las calles más exclusivas de Londres, advirtiendo que "no cuenten con ella si es para atacar a la Monarquía"... Y en ello tiene esta señora - o señorita - toda la razón, pues no se precisa de mayor auxilio que sus propias palabras para concluir el apaleamiento y público escarnio de nuestra Casa Real que ya empezara, en su momento, la codicia del hoy desterrado al ostracismo de la "poca ejemplaridad".

De todo esto, como republicana convencida que me precio - y seguiré preciando, cada día más - de ser y antimonárquica por principio, que a la sazón viene a significar lo mismo, lo que más me molesta no es que Juan Carlos I viva como un Borbón, pues así le vino dado, por voluntad divina primero y generalísima más tarde, sino que me tomen por idiota, al emplear unos reverentes eufemismos cuando todos, señores, sabemos lo que se está cociendo aquí y vamos a ser claros: la regia costumbre de los monarcas españoles - que ya los Trastámara prometían y los Austrias no defraudaron -, aficionados al más profundo deleite del asueto vital, la holganza amorosa y la afición a la actividad cinegética, con independencia de la pieza que se haya de abatir, que esto siempre ha sido así. 

Esperemos y confiemos que Corina sea el último nombre - de Reina o debiera - que tengamos que escuchar y todo ello para evitar que, de nuevo y por enésima vez, la historia se repita. Ya lo dijo, visionario, un tal Robespierre: "preciso era que el Rey muriese para que se salvase la Patria..." siendo, no obstante y desde todo punto, mi mayor anhelo que la sangre no llegue al río, ni la putrefacción a los cimientos de nuestro sistema democrático, aún cuando el mismo sea una absurda, por inútil, Monarquía Parlmentaria. Desechada ya la posibilidad de someter a referendum popular  la continuidad institucional de la Corona, no perdamos la esperanza de una, más que necesaria, abdicación, dado que un Rey no debe caer jamás de su trono sino cuando es el propio trono el que cae...




“Cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad,

 es hora de comenzar a decir la verdad”.

(Bertolt Brecht)






 

10 comentarios:

  1. Inteligente sutileza la tuya, eres capaz de decir todo sin decir nada o al menos de forma tan elegante que nadie puede ofenderse, de manera que poco o nada queda ya por decir. Nada salvo ¡viva la República! que al menos seria mas barata para las arcas de este pais.
    Una vez mas, enhorabuena por tu artículo.
    Juan F.

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  2. Pues ya se dijo con anterioridad: "la Monarquía es el menos barato de los posibles gobiernos...". Supongo que sí, que prefiero sufragar con mis impuestos un Presidente de la República y otro del Gobierno, a pagarle las hipotecas a toda la pléyade Real, consortes y vástagos...
    Intento no ofender, limitándome, únicamente a escribir lo que pienso, pero ya se sabe que, en cualquier caso, "quien se pica, ajos come".
    Gracias, Juan F.
    Un saludo.

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  3. No comparto en esta ocasión tus comentarios antimonárquicos, aunque, por supuesto, los respeto. Ni es la primera vez ni la última que un hombre (o una mujer, para no pecar de feminista, que no lo soy), tenga sus amantes. Y... Por qué el Monarca no puede tenerlas? Por ser el Rey de España? La figura de Juan Carlos I no puede ser denostada por sus desvaríos amorosos (llámense Corina, Bárbara Rey, o Paloma San Basilio). No han sido pocas las veces que ha luchado por España y ha defendido a nuestra patria, de forma más eficaz que el resto de monarquías actuales... Opino qué debemos quedarnos con la figura política y no con la humana (com humanos, todos pecamos...). He dicho.

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  4. Efectivamente, la interpretación que hace Patricia es, sin duda, la que más se aproxima al mensaje que quería transmitir. Lo que hace reprobable el episodio, no es, queridísima Amparo, motivo dinástico o regio sino esencialmente moral.
    Mis principios o ideas republicanos o antimonárquicos, con los que se podrá estar en consonancia o no, no han influído en la crítica a lo que me parece una falta radical y absoluta de decencia, amparada por la "doble y laxa" moral social cuando tiene que ver con el Rey quien, por otro lado, es muy dueño, efectivamente, de hacer en su vida privada lo que tenga por conveniente siempre y cuando, como bien dice nuestra amiga Patricia, el importe al que asciendan sus aficiones salga de su propio peculio que no es otro que el asignado en los Presupuestos Generales del Estado o, lo que es igual: de la hucha común a la que todos contribuímos con nuestros impuestos.
    Permíteme ahora, no obstante, que me reserve mi opinión - a la que dedicaré una reflexión cualquier otro día - sobre la lucha y defensa de la Nación, por su éste, su Soberano... Se me ocurren un par episodios dignos de pasar por mi pluma, pero como te digo, será en otra ocasión. Gracias a ambas por participar.

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  5. Nuevamente estoy de acuerdo contigo. Lo criticable en si del hecho no es que tenga una amante siendo rey si no que la tenga estando casado y se la pague a costa de los españoles. Tambien tengo mis reservas sobre el sacrificio del monarca por España y puede que el dia que publiques esa reflexion la comparta o no pero sin duda contribuire con mi opinion.
    No me considero antimonarquico pero si republicano y en todo caso antijuancarlista y en este caso concreto me parece que pasa de castaño a oscuro. Por cierto que ya he encargado el libro de M.Pau Dominguez. Saludos.
    Juan F.

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  6. A Urdangarín no lo elegió el Rey, por muy chorizo que sea. Pero hospedar a Corina, su más que amiga, en una finca del Pardo, y probablemente pagarle todos los demás parabienes para que no le faltara de nada, eso sí que fue una decisión propia, y aunque se trata de su vida personal, la convirtió en PUBLICA desde el momento que público es el dinero con el que la ha mantenido y alojado. No creo que la comparecencia del CNI aclare nada, y tampoco creo que los españoles hoy nos conformemos si se intenta correr un tupido velo. Me temo que su majestad va a tener que pedir de nuevo perdón, por su actitud "NO EJEMPLAR", y sinceramente, esa escena me parece patética cara a la opinión pública mundial.

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  7. Continuo discrepando con vuestras ideas en esta ocasión. A nuestro monarca no se le puede juzgar por sus devaneos amorosos. Ha demostrado más apoyo a España que errores haya podido cometer. Aquél famoso "¿ por qué no te callas ? ", al finado Hugo Chávez dio la vuelta al mundo y originó envidias a ciudadanos de muchas naciones. Y si en lugar de gastar el dinero en "queridas" lo hace en coches de lujo? ¿Se le reprocharía de igual forma? ..... He dicho..

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  8. ¡Pero... si esa es la idea, Amparo!, discrepar, dialogar, compartir los diferentes puntos de vista...

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  9. Me consta que eso es lo que pretendes con este blog, poder enriquecernos con los comentarios de tus fervientes lectores. Por eso, no dudaré nunca en opinar desde mi punto de vista, sea coincidente o no con el resto de tus seguidores..

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