Hoy, por expresa y muy especial, para mí, petición, me propongo reflexionar sobre la justicia retributiva de
Trasladado a mi experiencia personal he de afirmar que la máxima se cumple, inexorablemente, pues todo el mal que una persona inflige le viene dado, pasado el tiempo, por la misma vía a la que recurrió para causar la lesión. Hecho cierto del que doy fe.
He sido testigo presencial y, a veces también, sufrida víctima de personas crueles, que lo son, por el espurio placer de serlo. Al alcanzar con ello la orgásmica, incomprensible y enfermiza, por otro lado, sensación de someter, humillar, manipular y maltratar a quien tienen delante, casi siempre como modo de pagar su propia frustración y con las que de repente un día, el más insospechado, te encuentras – como espectadora pasiva e impasible ya, pues eres inmune a sus luctuosas argucias, tal fue mi caso – en la misma situación que sufriste en el pasado, si bien los papeles se han intercambiado.
Se produce entonces el reencuentro vital con seres obscenamente dañinos que te han hecho verter lágrimas de sangre. Antaño verdugos de tu pena capital que, inopinadamente, un día vuelven a cruzarse en tu vida, te buscan cuando están justo en la Columna del Humilladero - prueba evidente de su necedad -, ahí: inermes, desnudos, asustados, despojados de toda dignidad, propietarios desahuciados de una mirada llorosa perdida, títeres del vapuleo de su propia nausea y expectantes ante la certeza de su declive. Lacerados por su soberbia y cubiertos del vómito del odio ajeno…
No negaré que en ese momento - aún lejos de alegrarme por la situación, que no lo hago - me invade un inmenso sentimiento de JUSTICIA. Jamás propiciaría el daño a quien a mí, previa y gratuitamente, me lo ha ocasionado, pero ahora sé, también, que no lo impediría. Lejos de arrancarle el ojo a quien previamente me lo ha amputado a mí, no interferiré en la ignominiosa labor de ese cirujano cruento que se lo extrae y al observar, como reconozco haberlo hecho, ese despojo cercenado – sanguinolento e inerte - sobre una mugrienta bandeja, avejentada por el transcurso de los años y raída por su uso, dibujándose ahora como el ridículo espejismo de lo que un día creyó simbolizar, junto con el inevitable y lógico sentimiento de repugnancia – por el brillo vítreo, frío y desarraigado –, me embarga la serena sensación de que, al fin, se ha hecho justicia.
Esa justicia, que si bien nunca me arrogaría impartir, permito - con el íntimo sonrojo que me produce el conocimiento voluntario, pleno y consciente, de mi silente anuencia - le sea aplicada al ser nauseabundo, espectro grotesco de lo que quiere aparentar y jamás fue ni ya será, acreedor de todo desprecio, lo que un día no dudó en otorgar. Convirtiéndose de ese modo en su propio Juez sentenciador, puesto que y, dado que en el “pecado está la penitencia”, no se debe JAMÁS devolver el daño a quien un día nos lo regaló, antes bien al contrario y como el más saludable ejercicio de higiene mental, basta nuestra mera pasividad ante lo que la propia vida, árbitro ecuánime de la justicia más elevada, un día le otorgue: el, evidente e inevitable, efecto de su acción u omisión, al clavarle en su piel, desnuda, indefensa y expuesta, los incisivos afilados que le harán recordar, sin el menor género de duda, la falta que cometió y a la persona a quien hirió, por ser la misma escena pero con los personajes trocados.
Esperar… esperar y dejar pasar los días. Esperar para ver pidiéndote la limosna de las migajas que ahora desechas, a quien un día te las negó…
Todo ello me lleva a concluir que, efectivamente, “QUIEN A HIERRO MATA, A HIERRO TERMINA MURIENDO”, si bien puntualizando que no es preciso que sea el fantasma de su víctima quien se cobre la venganza de su mano, de eso ya se encargará el azar, que nunca deja deudas sin cobrar…
Me ha gustado mucho, despues de leer tu capitulo, he pensado que la rabia que tengo por gente que me ha lastimado, no merece la pena, algun dia lo deberan de pagar.
ResponderEliminarGracias. Pues sí, como bien dices "no merece la pena" y recurriendo al sabio refranero español podríamos ampliarlo a "no hay mayor desprecio que no hacer aprecio". Según mi experiencia cuando alguien te la juega una vez, la culpa es suya; cuando lo hace por segunda, la culpa ya es tuya y solo tuya por haberlo permitido y nuevamente según la sabiduría popular "del escarmentado nace el avisado". Lo más beneficioso para uno es desterrar a ese elemento de tu vida, ignorarlo, por supuesto no desearle mal alguno porque, antes o después, la VIDA - siempre justa y sabia - termina poniendo cada cosa en su sitio, exactamente en el que le corresponde.
ResponderEliminarPues pues yo no estoy tan segura de que las cosas sean así. De hecho, es la eterna discusión con mi marido. Creo que estamos rodeados de gente que se porta fatal y se sale con la suya.
ResponderEliminarBueno, yo sólo me limito a narrar mi experiencia y puedo decirte, anónim@ seguidor@ que se cumple... Quienes se portan fatal -como tú dices- siempre terminan obteniendo lo que se merecen, bien porque, como te digo, la vida les acaba regalando lo que ellos una vez dieron primero o bien porque en su propia maldad llevan su castigo: tener que aprender a vivir con eso, es, sin duda una carga tan pesada como la de Sísifo que no les conduce a ninguna parte más allá de su errática existencia. Gracias por tu comentario ;-)
ResponderEliminar"Creo que estamos rodeados de gente que se porta fatal y se sale con la suya." Ja, ja. Me encanta tu anónima seguidora. Un poco simple ¿no? No sabe quien es su escritora favorita, una embaucadora que se aprovecha de la debilidad de otros, los exhibe como trofeos y les saca hasta la cerilla de los oidos.
ResponderEliminarLa envidia consiste en el ardiente deseo de poseer propiedades o cualidades ajenas que los envidiosos observan en las personas que los rodean, es por este motivo, que serán siempre infelices. Puede también venir provocada por la tristeza airada o disgusto por el cariño que otros disfrutan. Piensalo porque ... ¡Si la envidia fuera tiña!. Eso sí, la psicología (no yo), sostiene que es un sentimiento que habitualmente es negado ante uno mismo y ante terceros por la persona que lo experimenta. Normalmente, lo que hace el envidioso es ocultar su envidia por algo, porque claro, admitirla sería admitir también una carencia. ¿Es por eso por lo que te escondes tras el anonimato? Al menos ten un poco de respeto por quienes la seguimos y aunque te corroa por dentro, permite que el resto disfrutemos con su elocuencia, inteligencia y elegancia demostrada al ignorarte.
EliminarLo que uno siembra es lo que recoge.
Vive y deja vivir, pero ante todo se persona y no menosprecies a nadie porque tu misma te dejas en evidencia.
El tiempo da y quita razones y deja, no puede ser de otro modo, a cada quien en su exacto y procedente lugar. Hoy más que nunca me reafirmo "Quien a hierro mata, a hierro termina muriendo" o... "Donde las dan, bien que las toman". Cada palo habrá, necesariamente, de aguantar su vela si bien, algunas más "pesadas" que otras. Hoy, 11 de noviembre de 2015, no he podido aguantar la carcajada interior, creo que también "se trocan los papeles" en el "otro" ámbito, cada cual tiene lo que se merece y eso es evidente. Crónica de la más absoluta victoria jamás anunciada... #AQuienCorresponda #VidasImpostadasParaGenteImpostada
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarY yo CREO... que debería de tener mas respeto,tanto por la anónima seguidora, como por la escritora. Gracias.
ResponderEliminarPues yo creo que la escritora esta por encima de cualquier comentario de ese tipo y demuestra tener mucha mas clase al permitir que se publiquen. Hay gente que no tiene educacion y tampoco deberian tener derecho a opinar en cambio se lo permite. Leccion de inteligencia por que ese comentario da idea de como es quien lo hace y de humildad para quien lo escribe que ademas hace el ridiculo. Que mala es la envidia. Gracias Carmen por como eres.
ResponderEliminarNo caigais en eso. Creo que lo que hay que hacer es lo que ha hecho Carmen: ignorar ese tipo de comentarios que no merecen respuesta si quiera porque quien los hace demuestra no solo poca inteligencia tambien envidia y se ponen en evidencia.
ResponderEliminarEres un genio, tienes una inteligencia brillante en realidad, ahora entiendo lo de "la mano que le enfunda el bozal" por toda respuesta referente al perro rabioso, ja ja, de aquel nunca mas se supo, "apaleado y desterrado al reino sarnoso" de tu indiferencia. Creo que ha sido un golpe elegante magistral ja ja. Los espectadores "le miran como a un bufon", buenisimo. Observar, leer y entenderte, todo uno.
ResponderEliminarEres un genio, tienes una inteligencia brillante en realidad, ahora entiendo lo de "la mano que le enfunda el bozal" por toda respuesta referente al perro rabioso, ja ja, de aquel nunca mas se supo, "apaleado y desterrado al reino sarnoso" de tu indiferencia. Creo que ha sido un golpe elegante magistral ja ja.
ResponderEliminarLos espectadores "le miran como a un bufon", buenisimo. Observar, leer y entenderte, todo uno.
;oP pues... tengo que reconocer que... ¡ME HAS PILLADO!. Creo haberlo dicho ya, en otras ocasiones: "la mejor de todas las cachetadas, es aquella que se da con guante blanco", aunque podríamos también aludir, como buena amante del refranero popular, tan sabio como amplio, que "a buen entendedor... pocas palabras bastan".
EliminarY lo peor es que quien lo ha escrito no tiene ahora las agallas de defenderse la tunda ha sido fina.Es lo que pasa cuando algun imbecil hace la gracia que no solo hace el ridiculo es que le cae la mas gorda y se le quitan las ganas de volver a meter la gamba. Desdeluego que no creo que vuelva a repetirlo si se supiese quien es con nombre y apellidos yo creo que ni salia a la calle que forma de hacer el bufon, le esta bien empleado.
ResponderEliminarGracias
Yo a estas intervenciones les dedicaría una reflexión bajo el título de Cuando el escarnio se hace palabra. Vaya vapuleo se ha llevado puesto el o la temerario/a aunque le está bien empleado, disipame una duda:sabes quien es? Y en caso afirmativo por qué no le has quitado la careta del anonimato?. Gracias.
ResponderEliminarBuen título, sin duda, para glosar las intervenciones precedentes. Supongo que cada quién se 'lleva puesto' lo que se merece. En cuanto a tus dudas... en primer lugar, te diré que sí, claro que conozco la identidad de la autora del comentario, perfectamente, lo que, como ya he dicho en alguna ocasión, ha dado mayor comicidad al "escarnio", causándome la carcajada interna ante cada una de las respuestas que se le han venido dando. Y no, no voy a decir quién es por una simple razón: ella ya sabe de sobra que yo sé quién es ¿para qué darle importancia a quien carece de ella? y además ¿merece la pena fomentar un cruce absurdo de mensajes?, creo que no. Cuando algo no te suscita el menor interés, no te tomas la molestia de seguirlo, pues lo contrario evidencia que no es tal la indiferencia que pretendes, así que curios@ amig@ lector@ sólo decir que cuando se está en la etapa de la vida en la que yo me encuentro, no se le dispensa la menor atención a lo que no merece el más mínimo interés, más allá de, como en el presente caso, "echar unas risas" a cuenta del comentario que, en función de cada cuál, resultará más o menos desafortunado.
EliminarGracias por tu intervención.