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miércoles, 2 de enero de 2013
De cómo el héroe se convierte en villano… O el ocaso de una esperanza ya rota
Amigo Mariano, permíteme la licencia de llamarte de ese modo, aunque a estas alturas el apelativo te quede ya un poco grande, pero fíjate que yo soy una de esos miles de ciudadanos que han crecido teniendo los referentes del “tío Manuel” o el “tío Blas” – cuando era Alianza Popular -, o del “tito Jose María” más recientemente… Así que, puedo decir, sin temor a equivocarme que, el hoy Partido Popular, ha venido formando parte de mi “familia”… He crecido bebiendo los valores que, siempre pensé, preconizaba la que había venido siendo mi Organización, ya desde esa época ensoñadora de la adolescencia, dejándome, cuando así me lo pedían, la piel en todas y cada una de las Campañas: ya fuera embuchando sobres de propaganda electoral o ya prestando mi abnegada contribución como interventora en alguna mesa electoral o participando activamente en lo que no era sino el germen, integrado por cachorros bisoños hambrientos de servir a la Sociedad, de las Nuevas Generaciones… Hoy ha sido el día en el que, tan convencida como en su día lo estuve para optar por la militancia activa en sus filas, he solicitado mi baja como afiliada del Partido Popular… Lo hago hoy, más de veinte años después, desencantada, defraudada y sobre todo DECEPCIONADA… Mariano, no estoy desertando… es que no puedo seguir formando parte de un “ejército de hérulos”, como en su día, el día que saliste al balcón de Génova a celebrar nuestra victoria, nos di en llamar, capitaneados entonces por un General en el que ya NO CONFÍO, NO PUEDO y sobre todo, NO DEBO CONFIAR… Ese Odoacro tiene los pies de barro, has caído como caen todos los ídolos y tu pecado ha sido el peor de todos: la SOBERBIA, que es la madre “per natura” de la INCOHERENCIA…
No podemos, no puedes, seguir culpando siempre al PSOE de la actual situación, porque por infame, por nefasta que fuera su gestión, TÚ no la has podido arreglar, te has limitado, amigo mío, a incumplir sistemáticamente todas y cada una de tus promesas, a hacer estallar en añicos las esperanzas que miles, millones de españoles te habíamos confiado, no, no eres ese imponente Odoacro, fiel y noble guerrero, tú no puedes serlo, has criticado incisivamente la política de tu predecesor al minar las bases de ese Estado del Bienestar… y lo que es peor, postulas que “no admitirás lecciones”, puede que haya llegado el momento de hacerlo porque te estás perdiendo la más importante de todas: ESCUCHAR a quienes en su día te auparon al poder – fue el error de Zapatero y es, amigo mío, el tuyo ahora -, ¿no escuchas a los profesionales de la Sanidad, de la Enseñanza y ahora también a los de la Justicia…?, ¿no escuchas los lamentos de los famélicos, de los despojados… de los desesperados?, ¿por qué desatiendes las demandas de nuestros mayores?... No sólo tu política está mordiendo implacable a quienes hace años, con su esfuerzo y su tesón, nos trajeron a la prosperidad, ya perdida, que hemos disfrutado y que al final de su vida se ven en la necesidad de convertirse en el único sustento de familias enteras de desempleados con su cada vez más exigua pensión… Es que permites, falso Odoacro, la inyección de un dinero público a Entidades Bancarias que se quedan con esos ingresos y con inmuebles vacíos… Mientras sus propietarios, al menos los morales, se ven abocados a una errante expulsión apátrida con la única compañía de una deuda vitalicia que no sólo no podrán pagar, sino que les cercenará la posibilidad de reconstruir sus existencias, tú falso Odoacro, los estás condenando a la más absoluta exclusión social… Eso es una INMORALIDAD… no fui educada para creer en eso, no son esos los valores que me transmitieron y que creí encontrar reflejados en mi Partido. No digo yo que no fueran precisos los recortes, pero ciertos colectivos deben ser tan sagrados como una MADRE y ¿acaso un Estado no viene a ser la MADRE de todos sus ciudadanos?, ¿qué tipo de MADRE ve, impasible, a sus hijos sin un techo, acudiendo a comedores sociales o quitándose la vida producto de la desesperación?, ¿qué MADRE no atiende las mínimas necesidades de sus hijos?, ¿qué MADRE amplía su ración de comida en detrimento de la de los hijos?... No, Mariano, una vez CREÍ en ti, pero ya he perdido la fe, no en mis IDEALES que afortunadamente permanecen intactos, sino en tu BUEN HACER, he sido durante toda mi vida adulta y así reconocida a los 18 años, votante convencida del Partido Popular, ferviente militante y férrea defensora de tus huestes… Hoy, Mariano he decidido dejar de ser afiliada al que vino siendo, desde siempre, MI PARTIDO, hoy, Mariano a pesar de la dureza de tal decisión, la he tomado sabiendo que es lo único coherente que puedo hacer: NO SEGUIR APOYANDO A QUIEN HA DILAPIDADO LA RIQUEZA QUE LE FUE CONFERIDA, EN GESTIÓN, POR TANTOS MILLONES DE ESPAÑOLES. No te diré que no voy a volver a votar, claro que lo haré, y mi voto, ese voto codiciado por depredadores de poder, va a ser NULO lo que no significa, de ninguna de las maneras, que vaya ahora a dejar de creer en mis ideas, que no lo haré, Mariano, yo soy de derechas (que no de la “derechona”), creo en los valores que me han inculcado y siempre me abro al progreso, que no tiene por qué ser contrario a tal ideología y deberías, deberíais, reflexionar sobre esto los que os sentáis en un Hotel de Toledo a responsabilizar al Gobierno anterior y os negáis a responder a las preguntas de la prensa… Saliendo a hurtadillas de una Convención absurda en cuanto a la forma y más aún en cuanto al fondo…
Hoy, Mariano, amigo mío, has dejado de ser Odoacro para convertirte en Nerón… Roma arde. Ya no eres un héroe, sino uno más de los villanos… En tu caída, en esa caída inexorable de todos los ídolos con pies de barro, has arrastrado las esperanzas de miles de nosotros… Hoy, Mariano has matado mi fe.
Fdo. Una orgullosa EX – MILITANTE ACTIVA DEL PARTIDO POPULAR.
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Soy nuevo en esto, quería decirte que te respeto aunque no comparta tu opinión. Interesante leerte.
ResponderEliminarGracias, anónim@ amig@. Me parece muy bien que no todos pensemos igual, eso es precisamente lo interesante: mantener opiniones y posiciones distintas pero siempre desde el respeto. No aspiro a que todo el mundo esté de acuerdo con mis ideas, sino que, entre todos, podamos debatirlas, creo, sinceramente, que es una forma sana de avanzar, partiendo de la diferencia iremos buscando las similitudes.
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