Seguir este Blog

martes, 22 de enero de 2013

NEANIAE.



El sábado pasado, día 19 de enero, fue inevitable acordarme de una de las mejores personas que jamás he conocido, ese día mis pensamientos hacia ella ocuparon más de lo habitual. Alguien a quien quise, quiero y querré siempre. Habría cumplido 47 años, por desgracia se fue, una de mis mejores amigas se fue. Decidió que ya había vivido lo suficiente o, simplemente, optó por irse. Era así: hacía siempre lo que debía y creo que debió irse, sin más. Esto lo escribí a los dos días de su marcha, hoy he decidido publicarlo.

Neaniae. Canto fúnebre … Neaniae. El canto al que se ha ido… Llueve y por enésima vez suena la canción de Annie Lennox: “Why”. Ese fue el último C.D. que te mandé, me pedías insistentemente que te los grabara y que te escribiera, que te escribiera historias, que eso te hacía sentirte acompañada en tus largas sesiones de quimio. Me dejo envolver de nuevo por la voz rota de Annie Lennox: “How many times do I have to try to tell you that I’m sorry for the things I’ve done, but when I start to try to tell you that’s when you have to tell me: hey… this kinda of trouble’s only just begun…”, el hielo se derrite en la copa lentamente, adoptando formas caprichosas que, indefectiblemente, siempre me acaban arrastrando hacia la playa desierta de algún recuerdo que tiene que ver contigo, creo que también llora. Llora tu ausencia, llora no haber podido despedirse de tí, llora que alguien tuviera la delicadeza de llamarme una tarde de sol, para decirme que para ti ya se había apagado, que te habías ido. Neaniae, mi canto fúnebre.

            No tengo donde enviar este correo, ni todos los que seguiré escribiéndote, y no hay razones, tampoco ya, para creer que tú quieras o vayas a recibirlo. Lo escribo sólo para mí. Así que lo guardaré dentro, muy dentro de mi alma rota, con todas las cosas entre tú y yo, que nunca hemos dicho ni hecho. Con todo lo que nos ha quedado por compartir. Me queda tu recuerdo, me quedan todas las historias que te regalé y que son tuyas ahora porque las escribía sólo para tí, me quedan nuestros momentos: tu risa tímida ante mis ocurrencias tontas, nuestras largas conversaciones – eras, eres, buena conversadora -, me queda para siempre este Neaniae, mi canto fúnebre… Y me quedará, también, “Why” de Annie Lennox.  Estés donde estés: “Tell me … Why, why… I may be mad, I may be blind, I may be viciously unkind… But I CAN STILL READ WHAT YOU ARE THINKING… And I’ve heard is said to many times you’d BE BETTER OFF… Besides…”

Sigue lloviendo, las nubes vacían su pena, mimetizándose con mi llanto, un llanto calmo, amargo, lento, que quema al salir dejando surcos profundos de pena, surcos que quedarán, como cicatrices, en el rostro de mi espíritu ajado por tu marcha.

            Llueve. Las gotas resbalan por el cristal y repiquetean en un constante eco del que ya ni siquiera soy consciente. Llueve. Estoy sentada delante de la pantalla, en blanco, del ordenador, el cursor parpadea de forma intermitente invitándome a darle vida a través de las palabras que, no entiendo el motivo, hoy parecen no querer salir, supongo que no quieren abandonar la inmaterialidad de mi pensamiento, por miedo a ser leídas sin duda, porque ahí, aún tienen la oportunidad de una realidad menos dolorosa, menos verídica.

            Llueve… Y nada parece existir a mi alrededor. ¿Es cierto, te has ido o sólo ha sido producto de la situación en la que me encuentro?, puede que todo haya sido una distorsión en mi percepción o un mal sueño. ¿Es o no verdad?... No sé si existió esa llamada pero recuerdo perfectamente la conversación. Sí, fue real. Te has ido.

            Tu perfil de Facebook sigue ahí, lo último, escrito por mí – como siempre -, pero no hay una respuesta tuya, tampoco un correo en mi buzón de entrada: escueto, eras, ERES de pocas palabras, como yo, pero siempre nos hemos entendido y lo seguiríamos haciendo si no te hubieras ido. ¿Por qué cada canción que ahora escucho me lleva a ti?... Disappear de Beyoncé, “If I beg, if I cry would it change the sky tonite… will it give me sunlight. Should I wait for you to call, is there any hope at all?. Are you drifting by… When I think about it, I know that I was never held or even cared… The more I think about it, the less I was able to share with you… I try to reach for you, I can almost feel you…”, también te regalé esa canción, pero ahora la letra tiene un sentido que, en aquél momento, ni siquiera podríamos haber llegado a intuir. Decidimos que íbamos a luchar, que ya pudimos con él una vez y que ésta también, tú en primera línea yo, en la retaguardia…

            Llueve… ¿dónde estarás?, ¿te sentirás, ahora, tan sola como cuando me contabas el miedo que pasaste, tumbada en una camilla, con la única compañía de una sábana cubriendo tu desnudez expuesta a la terrible enfermedad mientras esperabas a que alguien te bajara al quirófano?, ¿es esa la sensación que tienes ahora?, porque si la tienes haz lo que hiciste: recordar mis historias, esas que sólo escribía para ti… Recuerda como te describía los atardeceres en Estambul, sobre un Bósforo naranja, el intenso olor de las especias y el azahar en flor bostezando, al desperezarse, su aroma e impregnando el bullicio multicolor del Zoco, el almuecín llamando a la oración… Las historias de amores imposibles que imaginaba entre la muchacha china que vivía sola en un apartamento de un arrabal de París, sobre un viejo burdel, y el escritor inglés que terminó suicidándose, cuando se dio cuenta de que el gran amor de su vida había muerto de pena al saberse rechazada… O el de, Sara, la pequeña judía que por fin encontró, como ahora tú, su Tierra Prometida. Todos esos relatos te los regalé, piensa en ellos cuando te sientas sola, cuando sientas miedo. Yo sigo aquí, y no pasará ni un solo día del resto de mi vida sin que no te dedique, al menos, un pensamiento, no quiero que los rasgos de tu cara acaben difuminándose, así que me obligaré a recordarte a diario, a recordar cada una de tus facciones, tu sonrisa perenne, el timbre de tu voz y tu acento gallego… Biquiños, rapaza… estés donde estés… Llueve… y ahora el cursor sigue parpadeando, pero la pantalla ya no está en blanco… Llueve y las gotas resbalan por el cristal, con un eco del que empiezo a ser consciente… Es real… Llueve… y tú te has ido.

            Hoy, casi dos años después, yo sigo – y seguiré- cumpliendo mi promesa. A María José Martínez Morán.

            Ayer, hoy y siempre.


6 comentarios:

  1. Gracias. Sí, creo que aquellos a quienes hemos querido y ya no están aquí, continúan viviendo mientras haya alguien que los recuerde... Y es así como debe ser. Fíjate Patricia, no sé por qué pero acabo de acordarme de una frase de Karen von Blixen, o Isak Dinesen que es el pseudónio que le gustaba emplear cuando se pregunta en uno de sus libros: "¿Se acordará África de mí... acaso los kikuio inventarán una canción que hable de mí...?", creo que es el mero instinto de supervivencia, nuestra lucha denodada por evitar caer en el olvido porque mientras alguien nos recuerde seguiremos vivos y repito: es así como debe ser.

    ResponderEliminar
  2. Qué maravilla vivir una relación tan cercana y profunda con alguien! Aunque se haya ido, estarás muy agradecida por la experiencia... Qué preciosidad de artículo!

    ResponderEliminar
  3. Gracias. Sí mi amistad con María José, al igual que la que mantengo con todos y cada uno de quienes considero mis AMIGOS, y lo escribo con mayúsculas a propósito, es una de las cosas por la que me siento afortunada y agradecida a la VIDA que me ha regalado uno de los más valiosos tesoros. Cada una de esas personas que integran el mosaico de mi vida es única, irremplazable... Suelo decir que no tengo muchos amigos, sí conocidos que los puedo contar por cientos, pero con mis amigos, con quienes están siempre ahí, intento mantener una relación sin reservas de ningún tipo, no quiero volver a dejarme "nada en el tintero" con nadie más porque nunca sabemos cuanto tiempo nos queda.

    Pero, centrándome en tu comentario, anónim@ amig@, te diré que tienes mucha razón, el sentimiento que prevalece es el de AGRADECIMIENTO por haber tenido la suerte de contar entre mis íntimos a una persona como ésta.

    Gracias por tu comentario :oP

    ResponderEliminar
  4. Precioso leerlo. Me ha encantado la forma en la que trasmites tus sentimientos y es la primera publicación en que no aprecio tu ironia algo comprensible por otro lado al tratar el tema que tratas, me puedo imaginar la escena por que la describes con gran detalle y es curioso el sentido que puedes encontrar a las canciones. Envidio esa habilidad tuya tambien. Me ha enternecido leer tu Neniae y creo que deberia haber mas Blogs como el tuyo.

    ResponderEliminar
  5. Muchas gracias, anónim@ seguidor@. Celebro que te guste y como bien dices no podía en esta ocasión haber usado el tono irónico y mordaz de otras veces, he utilizado otro registro, en realidad creo que ha sido, simplemente, desnudar mi alma. Sí, me encanta la música y suelo identificar, casi siempre, momentos de mi vida con canciones, alguien dijo en este Blog una vez que "tenía música mi amanecer" a lo que contesté que en realidad "toda mi vida tiene música" y es cierto. Gracias nuevamente por tus palabras y si tanto disfrutas con mi lectura... siempre podrás hacerte seguidor o, si lo prefieres, compartirlo en tu perfil de redes sociales, si no quieres perder tu anonimato ;0P

    ResponderEliminar
  6. Es bonito tener a alguien de quien escribir asi y es bonito que alguien escriba asi de otra persona. Precioso este articulo, uno de los que mas me ha gustado. Felicidades me gusta mucho lo que dices y me gusta como lo dices. Cuentas historias que engachan por la sinceridad y el sentimiento .

    ResponderEliminar

Gracias por tu participación en este Blog, recuerda que tu comentario será visible una vez sea validado.