En esta España tan avanzada,
tan laica, tan tolerante y tan demócrata, se omite, con frecuencia, que ese respeto
impuesto -a “liberal” tuerca, por supuesto, que aquí no se obliga a nadie- a
las tradiciones foráneas, consiste en defender –o castigar, según se mire- a
quienes buscan cobijo en nuestro país, destino final de su desesperada huida de
la miseria y el horror de los usos gestados en el de origen. Así, nuestro
Estado, tan moderno y tan respetuoso, en lugar de liberarles del yugo,
recurriendo a las útiles armas de la educación y la lucha gubernativa frente a
quienes pretenden seguir esclavizándolos mediante el uso, a modo de perverso
tentáculo, del nocivo y manido nombre de Alá, se aferra a concederles una
libertad de credo que a los autóctonos –católicos, romanos y apostólicos-
parece sernos negada. Quienes se sienten zaheridos por un escote, un bikini, una
melena sin velo o un maquillado rostro descubierto, y se escandalizan ante un
bocadillo de jamón o un buen vino, tendrán, de este modo, justificada la alarmante
reacción que su fe ampara; son los mismos que pretenden implantar unas formas
medievales –nuestro Estado les concede tal prebenda, ya lo ven ustedes-,
mientras se benefician de un sistema de amplias libertades obtenidas tras
siglos de ardua lucha, razón por la que se les habrá de negar, necesariamente,
ese presunto derecho a imponer(nos) su fe. Nuestro país derramó mucha sangre,
con dolor y gran sufrimiento, para librarse de lo que hoy –los progres más
reaccionarios pero tolerantes con la pseudoreligión del ajusticiamiento en
nombre de Dios- denominan “fanatismo de monjas y curas”… Y tenemos todos aquí ya muchas ferias para que intenten
bajarnos, otra vez, el dobladillo de las faldas o de las ideas. Pero esos
demócratas institucionales, defensores a ultranza de una libertad desigual, siguen
sin aprender la lección que nos brinda la Historia, olvidando que algunas
obras, inspiradores frutos de mentes preclaras, que, a la vista está, supusieron
una gran revolución -Copérnico era católico-, fueron condenadas a la pena de la
excomunión literaria, desterradas al ostracismo de listas negras o sucumbieron
en la hoguera pues la ignorancia o la soberbia, a veces, y la intolerancia -sea
del signo que sea o profese la fe que profese- siempre, se erigen en
despiadados verdugos de la palabra, la razón e, incluso, de las opiniones discordantes.
A pesar de todos esos tribunales justicieros, autodenominados ortodoxos representantes
de la ciencia o de la religión desde la cerrazón de su intransigencia; a pesar,
también, de los fanatismos de uno u otro credo, negadores de todo lo que pueda desbordar
su raquitismo intelectual, esa importada confesión –la mayor merecedora de todos
los respetos en este país, por lo visto- sigue filtrándose, ¡bendita ósmosis!,
en un adoctrinamiento alienante y reivindicador, porque pese al Ave Fénix que,
se postula, pudiera resurgir de sus cenizas occidentalizadas en esa venturosa alianza
de civilizaciones, se levanta aupada por el derecho a profesar sus creencias a
toda costa, síntoma de una absoluta radicalización, pero cuando, por accidente,
florece, en su libertad e individualismo, el católico –ese anacrónico y extraño
ser sectario-, sufre el martirio de la bala o de la cruz, y con él fenecen,
también, la desprendida generosidad, el perdón y las promesas de redención,
ideas arcaicas y retrógradas todas, se entiende. Y aquí seguimos, dándole
vueltas a la noria, abjurando del inhumano Torquemada y compañía pero loando al
virtuoso Mahoma, pues es, al parecer, lo moderno y lo civilizado. Lo respetable
y lo democrático. Y mientras tanto, en el lícito ejercicio del derecho que
espero aún se me siga reconociendo, me pregunto qué patria me acogerá, garantizando
mi libertad de religión, cuando España se convierta en el recuperado Al-Andalus,
pues me temo que pocas son mis opciones.
Publicado en la columna de los lunes, Reflexiones de Butaca en VIVA JAÉN 30/01/17.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu participación en este Blog, recuerda que tu comentario será visible una vez sea validado.