La "Princesa" está triste... ¿qué tendrá la "Princesa"?

Este país nuestro, convertido desde hace algún tiempo en una “jaula de grillos”, no deja de darnos sorpresas. La más reciente y me atrevería a decir, sin temor a equivocarme, esperada, ha sido la imputación de la Infanta Cristina Federica de Borbón y Grecia en el sumario instruido por el celo implacable del Juez Castro, cordobés simpático donde los haya, detentador de una agudeza mental y una sensatez que rara vez, sálvese de entre Sus Señorías el que pueda, logramos encontrar entre la Curia Judicial.

Así no era tampoco menos previsible que la Fiscalía recurriera el Auto de imputación – que, vamos a no llamarnos a engaños, no implica, en modo alguno, la culpabilidad del imputado, sino los “indicios racionales” que presumen la posible comisión de un hecho punible y la consiguiente garantía del presunto autor de hacer valer su derecho de defensa -, que ya se sabe que “la Voz de su Amo” ha sido en esta España, siempre, algo más que una marca de la industria musical (HMV o “His Master’s Voice), especialmente por cuanto respecta a la Sacrosanta Institución Regia… Aquí, ya se ve, somos así, qué le vamos a hacer.

Tras leer con gran atención el Auto dictado por el Juez Instructor del caso Noós, no deja de maravillarme el minucioso y elaborado razonamiento que motiva, pues no podía ser de otro modo, tal decisión, al encontrar, tras las últimas pruebas y diligencias objeto de su investigación y variando con ello su criterio inicial, el fundamento de su proveído en una serie de indicios objetivos que “en sí mismos y aisladamente considerados, carecen de peso suficiente para sustentar una imputación – reconoce, para matizar a continuación – pero de su valoración en conjunto… no era precisa su participación activa, al bastar con que prestara su consentimiento a que su parentesco con S.M. El Rey fuera utilizado por su marido y por Don Diego Torres”, de donde se infiere y asienta, finalmente, la decisión de que la Infanta “preste declaración al objeto de, si fuera el caso, despeje cualquier duda”… Nos encontramos, así ha de reconocerse, ante una obra de “ingeniería jurídica”, no tanto por la escrupulosa aplicación de la legalidad por una mano firme, cuanto por el uso del lenguaje con la que se hace. De modo que sí, efectivamente, el Juez Castro IMPUTA valientemente a Cristina Federica de Borbón y Grecia aduciendo, eso sí, motivos de “honorabilidad” y a fin de que la misma pueda defenderse, yo, simplemente veo la obra de un Juez honesto e íntegro que materializa con su actuación lo que nuestro Monarca – y padre de la criatura – predicó en Nochebuena: “la Ley es igual para todos” y yendo más allá, sintomático extremo éste de la claridad mental de un hombre de bien, alude el Sr. Juez, a una Sentencia del Tribunal Supremo para desvirtuar el, por otro lado poco creíble hecho, del “desconocimiento” de una persona sobre las actuaciones del cónyuge, eso es hilar fino… Eso, señores, es para quitarse el sombrero delante de un Juez, sin pedir más Venia que la del propio reconocimiento a la labor anticorrupción realizada.

De cualquier modo, no hemos de olvidarlo, estamos ante una mujer independiente, de formación universitaria – es Licenciada en Ciencias Políticas y, en su día, la primera fémina de la realeza española en obtener un título universitario -, poseedora de cierto nivel intelectual que, al menos, habrá de presumírsele al detentar, como lo hace, un puesto de gran responsabilidad y así se encuentra remunerado, para la Fundación Obra Social de La Caixa. Vamos, que no es ninguna ignorante a quien se pudiera “manipular” o “engañar” y es lo que deja claro el Auto, al desprenderse de lo que obra en las actuaciones, ciertas “irregularidades” y el indubitado destino de fondos públicos a las pingües arcas ducales, de las que han salido un palacete en Pedralbes y su millonaria reforma y decoración, eso sí, dejando a salvo, pues es lo legalmente establecido, sus derechos y garantías de defensa no obstante. Ahora sólo falta ver a qué Penalista, de los que actúan en los estrados galácticos, le será encomendada la defensa de tan Alta Dama, Grande de España, que no merece menor postulación, sin duda será uno de esas Grandes Vacas Sagradas del Derecho Penal de estratosféricas Minutas que, obviamente, nos veremos también “gustosamente” obligados a pagar los displicentes súbditos del Reino, pues esos dineros saldrán de las cuentas del noble matrimonio, nutridas con el peculio de nuestros impuestos… 

Qué le vamos a hacer, aquí… somos así.

Sólo espero y deseo que se llegue a las últimas consecuencias en cuanto a depuración de responsabilidades y rendición de cuentas, sólo espero no dejar de creer, por primera vez en mi vida, en la Justicia ciega que imparte equidad, pues efectivamente la ley es - o debe serlo - igual para todos.

“Es bello obtener la realeza como premio a la justicia,

 pero es más bello aún preferir la justicia a la realeza”.

(Plutarco)