Pues sí, dichoso aquél que carece de enemigos… Me
pregunto por qué extraño motivo nadie está exento de contar, entre sus
parroquianos, con detractores y voraces enemigos, por más que en su forma de
vida impere la, básica y más que aconsejable, Ley del “vive y deja vivir”, máxima
que se reduce al simple hecho de no meterse en las vidas ajenas, pues bastante
tenemos ya cada uno con la nuestra, ni alegrarnos por el mal de nadie, ni
congratularnos, tampoco, con sus penas, no es que suponga un gran esfuerzo,
digo yo, pues lo complicado sería lo contrario.
Reconozco, no obstante, que las filias y las fobias son
libres y, en ocasiones, más que involuntarias. De manera que no alcanzamos a
entender qué razón nos empuja a tener cierta química con una determinada
persona y a experimentar la más acerba y violenta repulsión hacia otra, sin que
en modo alguno venga ello a justificar, es mi opinión, que se denoste
gratuitamente a nadie, siendo suficiente, me sigue pareciendo, con ignorar su
existencia y seguir adelante con la propia.
Estas reflexiones vienen al hilo de las críticas que
viene sufriendo alguien que, para mí, lejos de ser un imbécil, es un verdadero
genio contemporáneo: Mario Vaquerizo. Que una persona sea
original hasta el punto de permanecer inmune a cualquier tipo de
convencionalismo o moda, que permanezca fiel a sus principios – por descerebrados
o estúpidos que al resto les pueda parecer – y viva como él, y solo él, decida
vivir, no es un factor abonable para tacharlo, tildarlo o encasillarlo en
cualquiera de esas despectivas etiquetas, si no es, obviamente, motivado por la
envidia que parece ser una pandemia muy extendida en nuestro país o, al menos,
el deporte nacional por excelencia.
Hablamos de una persona que, detentador de una
inteligencia preclara, más que indicativo de lo cuál es su innegable sentido
del humor y ese bien aprendido papel de “tonto” que engancha y arrastra masas,
ha decidido ponerse el mundo por montera, sin miedo al ridículo y por supuesto,
triunfando en todo cuanto se propone. A los hechos me remito:
Decide montar un esperpéntico grupo musical con un
absurdo nombre del que es vocalista y… resulta que el mismísimo Alejandro Amenábar
dirige su último vídeo, apuntando que es la primera vez que este tan premiado cineasta
se presta a colaborar con la música. El tema empieza a dibujarse ya como la “canción
del verano 2.013” para más señas…
Licenciado en periodismo y, por tanto, con cierta facilidad
para la escritura, publica su autobigrafía y resulta ser todo un éxito, en
pugna con obras de escritores laureados -serios- en nuestra narrativa actual…
Los programas de televisión, e incluso, de radio se rifan
su presencia como colaborador…
Su faceta de representante de otros artistas es a lo que
dedica, con gran fortuna y producto, sus ratos libres, siendo muy considerado
profesionalmente…
Posee un programa de máxima audiencia en MTV…
De manera que el “imbécil” no debe serlo tanto, o si lo
es, se encuentra aquejado en un grado bastante inferior al de todos aquellos
imbéciles que solicitan sus servicios o de quienes no lo hacen pero se rompen
el lomo a trabajar, sin conseguir mejoría alguna en su nivel de vida, mientras
a este “le pagan por hacer el indio”… ¿Qué daño o mal hace, en este caso
concreto, este personaje?, me parece que ninguno, salvo que por perjuicio se
entienda hacer reír a mandíbula batiente a aquellos que escuchamos sus
ocurrentes intervenciones. Personalmente es objeto de admiración, vamos a ser
claros: alguien que no se pone límites y que termina consiguiendo todo cuanto
se propone, lejos de ser un fracasado, resulta ser el justo acreedor de la más
sincera y profunda admiración.
Este mundo nuestro está movido por la ENVIDIA, ¿qué duda puede
caber?. Envidia materializada en la obscenidad de seres que, corroídos por el espurio
resentimiento de ansiar lo que otros poseen, llámese éxito profesional,
sentimental o económico, ante la frustración de no poder alcanzarlo encuentran
alivio en la crítica encarnizada y destructiva como único medio de saciar sus
carencias.
Dicho lo cuál, sólo resta por mi parte rendirle hoy mi mayor
admiración al autor de “Haciendo Majaradas”, todo un icono de nuestra generación
y así se le ha de reconocer, por más que a muchos les escueza, que ya para ellos
quisieran la IMBECILIDAD
del Gran Vaquerizo quien, por cierto, se toma a chufla las críticas riéndose de
las mismas públicamente, al encontrarse muy por encima de lo que se le
pueda reprochar por no ser lo "políticamente correcto".
“Me está siguiendo un tío
vestido de gamba…
¿Será el cobrador del
langostino?...”
(El único, irrepetible,
inimitable e inigualable: Mario Vaquerizo)
Uffff......que autentico, real y directo relato.
ResponderEliminarMe encanta lo clara que eres. Imagino que no escribes mas porque no puedes, pero me gustaria leerte mucho mas. Ya deseando leer el proximo . Muchas gracias.
Gracias, anónim@ seguidor@. Pues, para ser sincera los meses de junio y julio en cualquier Despacho son, tradicionalmente, los más intensos, así que sí, reconozco que me queda poco tiempo. No obstante intentaré publicar con más frecuencia. Gracias por participar.
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