Seguir este Blog

lunes, 18 de septiembre de 2017

Treinta años de soledad son pocos.


un circunspecto Oficial de mostacho negro, tricornio y arma en mano, que irrumpió en el Congreso de los Diputados mientras tenía lugar la sesión de investidura de Calvo-Sotelo como Presidente del Gobierno. Solo hizo falta un grito: “¡Quieto todo el mundo!” seguido de una generalizada reacción de desconcierto en los escaños que precedió al célebre “¡Al suelo, al suelo todo el mundo!” y el posterior estruendo de una ráfaga de disparos al techo que cesaron a la orden de aquél Mando. Las noticias eran confusas y sólo se sabía que un Teniente Coronel de la Guardia Civil, junto con unos doscientos guardias a sus órdenes, había secuestrado a los parlamentarios. Luego supimos que aquél mismo Guardia Civil había estado, en todo momento, informado de que en otros puntos del país como Sevilla, a cargo del C. General P. Merry Gordon; en Valencia, por parte del C. General Jaime Milans del Bosch; en Zaragoza con Elícegui Prieto y Barcelona, con Pascual Galmes, así como con las dudas de Baleares y Canarias, se secundaba aquella entrada en el Congreso y las consecuencias que de ella se derivarían caso de prosperar. Pero sigue, aún hoy, siendo un misterio qué pretendía aquél Guardia Civil en realidad pues siendo evidente que no podía tratarse de una acción individual nunca se desveló cual fue el objetivo perseguido, si lo era la creación de un Gobierno apoyado por la propia Casa Real o bien, si la verdadera intencionalidad, pudiera haber sido la de dar un golpe de estado militar que acabara con el Estado Constitucional. Se podrán compartir, o no, las motivaciones que en su día tuviera el T. Coronel D. Antonio Tejero para encabezar aquella acción; podrá ser, o no, objeto de nuestra simpatía pero, siempre, habrá de reconocérsele el mérito de no haber perdido ni la templanza ni el decoro; a las diez de la mañana, poco antes de entregarse tras conocer el fracaso, se fumaba tranquilamente un pitillo en la puerta del Congreso después de haber tenido en vilo, toda una noche, a España entera y habremos de reconocer, también, que aquella actuación infringió la Ley, lo que le hizo merecedor del procesamiento y la condena, justa o injusta, a 30 años de reclusión por el delito de rebelión militar consumado con apreciación del agravante de reincidencia y la accesoria de pérdida de empleo, lo que supone la mayor deshonra que un miembro de la Guardia Civil puede sufrir: la expulsión del Cuerpo con pérdida del grado. Tengo para mí que D. Antonio –que hoy pasa largas y plácidas temporadas, el hombre, en su casa de Torre del Mar- acusó más la degradación y su expulsión con deshonor que la privación de libertad, pena que aceptó, empero, con la dignidad y gallardía de quien viste de uniforme pues aunque despojado de sus galones, es militar y militar morirá. Las catorce horas que duró, lo que los legalistas denominaron la tentativa de “asalto a una Alta Institución del Estado” por parte de un hombre, tuvieron un precio tan elevado como doloroso y humillante... Me pregunto la condena que debe, entonces, corresponder a los integrantes de un Gobierno autonómico que lleva atentando, desde la manifestación del “Som una nació, nosaltres decidim” en 2010, directamente contra la Constitución Española, quebrantando la Ley y mofándose de nuestros Tribunales, en un intento de romper la indisoluble unidad nacional, crispando y fraccionando a la población e instigando el incumplimiento masivo de la legalidad con un referéndum que no están legitimados a convocar; secuestrando, con su proceder, a aquellos ciudadanos que no quieren la pretendida independencia pues no se me ocurre mejor definición de rebelión civil. Y me pregunto, también, cuál sea la que merezca nuestro displicente Gobierno que teniendo las armas constitucionales para evitarlo, no sólo no lo ha hecho sino que expone al escarnio público de las vejaciones y  mezquinas provocaciones secesionistas a los compañeros de aquél que, un día, fue reo de rebelión militar. Seguramente, esa pena, fuese mucho mayor.


Publicado en la columna de los lunes, Reflexiones de butaca, diario VIVA JAÉN, 18/09/2017.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu participación en este Blog, recuerda que tu comentario será visible una vez sea validado.