¿Gastos?, si no tienen
justificada la contraprestación efectivamente prestada se convierten en
comisiones encubiertas y no todas la comisiones son legales, no lo digo yo, lo
dice el Banco de España. Nos sobresalta continuamente ese apunte en la cuenta
corriente, a veces de un euro, en ocasiones de varios pero siempre, o casi
siempre, sin justificación. Te quejas, te lo devuelven. ¿Por qué tengo que quejarme para que me devuelvan lo que no les debo?.
“Han cambiado las condiciones de la
cuenta”. Disculpe, pero ¿a mí, eso, quien me lo ha notificado?. Vamos a ver
si lo entiendo, Vds., señores, me obligan a mantener una cuenta corriente –con
sus correspondientes gastos de mantenimiento, comisiones y condiciones que
modifican, a su muy voluntarista socaire, cuando les place o según se les
antoja– que yo utilizo, únicamente, para devolverles el préstamo hipotecario,
es decir: me cobran, también, por cumplir con mi obligación de devolverles el
dinero, de modo que aprovechando, cuán viles cuatreros, la transferencia del
importe exacto, ni un céntimo más, porque no me da mi realísima gana de que
custodien ni uno sólo que no les deba, se inventan una comisión, un gasto o una
canonjía cualquiera, lo mismo da, para evitar que se produzca el puntual pago
de la hipoteca, de modo que cuando vayan a cargarla no pueda hacerse efectiva y
se genere lo que denominan, ya hay que tener jeta, un “impago” que, a su vez,
conlleva una comisión por “reclamación”, que jamás articulan por medio alguno y
de la que deriva otra más por “descubierto” y así sucesivamente. Protesto, nuevamente,
por este abuso en la oficina que, indefectiblemente, deriva, mi queja, al
Defensor del Cliente - ¡¿pero Vds. saben
leer?!, en ese papel no dice “Al defensor del Cliente”, sino “Al Sr/a.
Director/a de la Oficina”-, respuesta: “le
comunicamos que al no contar con la documentación suficiente no podemos
resolver la cuestión planteada”, “¿y a mí que me importa, Don Defensor del
Cliente?, si yo con Vd. no hablaba…” Y así día tras día, mes tras mes y año
tras año desde que, hastiada por el despotismo lucrativo del banco sanguijuela,
decidí que abonaría mensualmente el importe de la hipoteca por ventanilla y así
lo seguiré haciendo mientras continúe esta solazada espera mía de una respuesta
lógica y coherente por parte del Sr/a Director/a de la Oficina, que no del Sr/a
Defensor del Cliente a quien no tengo el gusto de haberme dirigido jamás, antes
de recurrir al Banco de España o a los Tribunales -a mí el abogado me sale
gratis- mientras los gastos que la Entidad ha tenido a bien inventarse, salvo
acreditación en contrario, siguen incrementándose en mi cuenta sumidos en ese
interesado ostracismo de quien debe justificarlos y no lo hace. Y ahí vamos, a
ver quién tiene más cabeza – no será, en
esta ocasión, D. Bernardo López - o
se cansa antes, cuando, montada en mi burro, lo que me sobra es tiempo y
paciencia. No voy a cejar en mi empeño y Vds., al parecer tampoco, por lo que
me barrunto yo que, al final, esto terminará en el Juzgado y mientras tanto, emulando
a Pérez – Reverte, sólo me resta decirles “permítanme que les tutee,
imbéciles”: ¡a robar, a Sierra Morena!.
Publicado en la columna de los lunes, Reflexiones de butaca, de VIVA JAÉN el 26/09/2016.
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