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jueves, 5 de septiembre de 2013

Un diálogo de Besugos.




Para cualquier Abogado, tradicionalmente, los meses de julio y septiembre son los peores de todo curso judicial. Julio porque, junto con el cansancio acumulado de todo el año, arrecian las llamadas telefónicas de los Clientes, algo lógico por otro lado, que ante su marcha de vacaciones se interesan por el estado de sus asuntos y se quejan, usualmente, de las demoras experimentadas en la Administración de Justicia y… Septiembre, porque a la vuelta de las vacaciones, esos mismos Clientes quieren conocer los avances, algo ya un tanto menos lógico puesto que como bien es sabido “en Agosto no funciona nada en España". En fin, que si toda incorporación tras el descanso estival es traumática para cualquier ciudadano, para el Abogado, permítanme decirlo, lo es más, especialmente la primera semana en la que el aluvión de notificaciones, junto con el volumen habitual de señalamientos, viene acompañado de continuas llamadas… Y todo a un ritmo frenético.
Lo que recreo a continuación es un episodio real que tuvo lugar el tercer día de trabajo de septiembre, vía telefónica. Esa mañana estaba preparando la vista oral de un juicio contra una Comunidad de Propietarios en reclamación de cantidad, a la que tenía que defender, llamé al teléfono de contacto que me habían facilitado: el del Presidente, pero fue la "Sra. Presidenta - consorte" quien me atendió:

… (…) …

-          "Que no, mire Vd., que no voy a ir al juicio que, además, el Presidente es mi marido y está trabajando... Y  tampoco va a ir él, no insista..."

-          " (¿¿¿¿¿¿¿INSISTENCIA???????) Mire Sra., (de entrada ya, no sé que *** pinta Vd. opinando y dirigiendo el “cotarro”, ni *** la falta que hace que vaya Vd. ese día, pero por salud mental de quienes estemos en la Sala de Vistas, principalmente) si yo me hago cargo, perfectamente, de que comparecer en un Juzgado no es nada agradable y me parece muy bien que no quieran ir, pero que su esposo, como Presidente (y no Vd. como consorte que no pinta nada aquí, pedazo de “dominante” - resoplido interno -), tendrá que ir a apoderar antes a la Procuradora al menos, si es que no le apetece, no quiere o no puede ir el día del juicio, pero alguien tiene que ir en representación y apoderado por la Comunidad..."

-          "Pero vamos a ver, ¿la aboga'a no es Vd?. ¡Pues vaya Vd. al juicio, joer!".

-          "No lo dude (obvio Sra., es Vd. más tonta que Abundio), con la siempre honrosa presencia de su esposo o sin ella, yo VOY A TENER QUE IR SÍ O SÍ. El problema es que si no hay poder de representación procesal, no podemos actuar en su nombre... (¿Lo vamos captando ahora?) Que a quien le reclaman esa cantidad es a la Comunidad y no a mí... Y que, como Vd. comprenderá, es la Comunidad la que la va a pagar y no yo. ¿Lo entiende Vd., Señora? (*¡¿@**·#)".

-          "¿Aaaaah… osea que si no vamos, hay que pagarlo encima, aunque no se haga el juicio...?"

-          "Señora, veo que Vd. las coge al vuelo (¡por Dios, a ver si entra ya en razón de una vez!... Miro el reloj y luego la agenda con un montón de anotaciones pendientes, mientras empiezo a sentir una irrefrenable propensión homicida), sí, esa podría decirse que es la versión breve, otra, un poco más larga, se completaría diciendo que, además, van a tener que pagar las costas: del Abogado y del Procurador contrario..."

-          "Errrrrm …  ¿¿¿¿Cómo, cómo, cómo…? ¿¿¿¿Pero… pero … Eso como va a ser así...????, ¡si no vamos pues no se podrá darle la razón a los otros sin escucharnos si quiera!, ¡digo yo!, porque vamos eso no debería ser así... ¡¡¡¡¡Nos van a obligar a pagar un dinero sin que nosotros contemos nuestra versión hooooombre!!!!!… ¡Hasta ahí podríamos llegar!.. Si por…"

-          "Sra.: las quejas al Poder Legislativo de este país. Ahora por favor, dígame si van a ir a darle poder a la Procuradora o si ese día puedo dedicar mi (valioso) tiempo a otros menesteres (más productivos)..."
(Breve lapso de tiempo en silencio que se ve repentinamente alterado).

-          "¡Pues sí!, claro, iremos, tal y como me lo está Vd. poniendo habrá que ir... ¡Cómo si quedara otra, vamos!.. Porque vamos esto, esto, esto es...".

-          "Muy bien, muchas gracias. Que tenga Vd. buenos días..." CLICK. (Largo suspiro de alivio, si no la interrumpo es capaz, ahora, de ponerse a disertar sobre la dolorosa injusticia que se ve obligada a soportar la Humanidad por el capricho de comerse una manzana que tuvo Eva).

Me pregunto con cierta frecuencia, y a pesar de todo ello no acabo de acostumbrarme, cómo la gente puede llegar a ser tan obtusa... Veamos señora, que no me hacen ningún favor a mí, que si no comparecen, ni personalmente ni debidamente representados por un Procurador, y les cae una condena en rebeldía... ¡La pagan Vds., no yo! y que si me evitan tener que ir a hacer un juicio, yo, sinceramente, se lo agradezco, pues tengo mucho trabajo que seguir atendiendo en el Despacho… 

¡Y encima con quejas y enmiendas a la Ley Procesal!... ¡¡¿Y A MÍ QUE ME CUENTA?!!... Pensé tras colgar el teléfono y volver al estudio de otro asunto…

“Nada en el mundo es más peligroso que
la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda”.
(Martin Luther King).

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