Llevo unos días meditando sobre unas
palabras de Doris Lessing que me parecieron, sin el menor género de duda,
las más inteligentes y acertadas de las que últimamente me es posible recordar
– sin gran esfuerzo, por otro lado, puesto que tengo la impresión de
encontrarme, con más frecuencia de la que podría ser aconsejable, en El
Camarote de los hermanos Marx -.
Es, en realidad, un extracto de una
de las obras de esta Premio Nobel británica, “El
Cuaderno Dorado”. Me pregunto por qué es tan habitual reconocer la
valía de alguien sólo después de su muerte o, con algo más de suerte para el
propio interesado, cuando se encuentra ya en las postrimerías de su vida. Pues debe
ser una máxima que se cumpla: quien es un genio póstumo ha debido,
necesariamente, serlo también en vida… Supongo que los genios, lo son
precisamente por estar muy por encima de sus coetáneos, de ahí que tenga que
venir una generación posterior a reconocerles el mérito, y empiezo a barruntarme
que será, también éste, el caso de mi entrañable Doris.
Ella viene a decir lo que no es, no
puede ser, sino la más absoluta realidad que viene a explicar la razón última
de esa pandemia tan peligrosamente extendida a la que le he dedicado más de una
Reflexión ya: la imbecilidad humana, omnipresente y omnipotente. Su argumento –
demoledor por simplista – es como sigue: “Aunque lo ideal sería decirle a los niños,
en varias ocasiones a lo largo de su vida escolar algo similar a esto: Ustedes
están en proceso de ser adoctrinados. Todavía no hemos desarrollado un sistema
de educación que no sea, en sí, un sistema de adoctrinamiento. Lo lamentamos,
pero es lo mejor que podemos ofrecerles. Lo que se les enseña aquí es una
amalgama del perjuicio actual y las opciones de esta cultura particular. La más
leve mirada a la Historia
les mostrará como esto debe ser algo perpetuo. Vds. están siendo formados por
personas que han sido capaces de acomodarse a un régimen de pensamiento, el
establecido por sus predecesores, se trata de un sistema de auto-permanencia.
Aquellos de Vds. que sean más brillantes y singulares que los demás, deben ser
animados a salir y encontrar el modo de educarse a sí mismos: la formación de
sus propios juicios. Aquellos que se queden deberán recordar, siempre y
constantemente, que están siendo moldeados y modelados para adaptarse a las
estrechas y particulares necesidades de esta sociedad concreta”.
Es decir, nuestro sistema educativo,
que a la vista está, es un estruendoso fracaso, pues vamos a la zaga del resto
de lo que podríamos llamar el Mundo Desarrollado, en cuanto a cálculo
y comprensión
lectora – índices que, personalmente, considero como sintomáticos de la
agilidad mental que puede mitigar de modo efectivo la idiocia inducida a la que
nos vemos condenados -, es un compendio de normas para adoctrinar y modelar
mentes inmaduras, en proceso de desarrollo, al objeto de que tengan
cabida en esta decadente estructura social nuestra, de modo que se acomoden en
el más profundo aburguesamiento intelectual, no cuestionen ni critiquen
decisiones de quienes ocupen, en cada momento, los cargos de decisión y se
limiten a dejar transcurrir los días por su vacua existencia, sin mayor
aspiración ni pretensión que la de tener una vida holgada y enfocada al vicio
consumista, detentando el dudoso honor de ser, lo que no puede
calificarse sino como un verdadero, analfabeto funcional. En cambio,
otras mentes, aquellas que sean singulares por distintas, en cuanto a
funcionamiento, a las del resto de los borregos del rebaño, se ven,
necesariamente abocadas a forjarse a sí mismas, empleando para ello métodos
autodidactas que formen su capacidad de discernimiento y les ayuden a fundamentar
sus propios juicios. Le doy en ello, total y absolutamente, la razón a mi buena
amiga Doris.
Así, ante el mayor caso de corrupción
en la historia de España, unas penas descafeinadas y, me atrevería a decir que
simbólicas, nos dejan impasibles; que unos padres, presunta pero más que
probablemente, asesinen a su hija ya no nos conmociona, a pesar de ser un
luctuoso hecho contra natura; o que una Ex – Ministra, Ex – Consejera que
durante años ha estado burlando los medios de control para repartir a sus
afines y acólitos un dinero público, tenga la indecencia de comparecer en un
Juzgado manteniendo “la transparencia de su gestión y su absoluto desconocimiento sobre las
irregularidades de los ERE” es una desfachatez de ingente magnitud… Que
un adolescente le quite la vida a su madre a cuchilladas y con total frialdad,
luego, lo comunique vía WhatsApp a sus amigos con el expreso
apercibimiento de “Me váis a ver en las noticias”… Es simple y llanamente propio
de una película surrealista, aunque no estoy muy segura de que este argumento
pudiera haber germinado en la mente del gran Buñuel… O, puede que sí,
pero no dejaría de ser eso: pura ficción ajena a la realidad.
Lo cierto es que nos encontramos en
un país de sinvergüenzas, manejado a su antojo por cuatro descerebrados que van
a seguir dirigiendo el destino de la panda de idiotas que ellos mismos se han
encargado de adoctrinar para no cuestionarse absolutamente nada y seguimos
cayendo, irremisiblemente, en ese juego burdo y soez, pues como Sísifo empujamos
la pesada roca hasta la cumbre para dejarla caer y así, una y otra vez, porque
es más cómodo adaptarse a la situación, por tóxica y nociva que nos resulte,
que intentar cambiarla y digo ya sólo intentar, que no cambiar. Es innegable
que no está el panorama para otra cosa que no sea la de intentar salir
adelante, pero tampoco puede negarse que el desencanto nos haya de arrastrar
necesariamente al conformismo del pusilánime. Cierto es, y así he de
reconocerlo, que yo soy la primera que ha sufrido esa decepción incluso, en un
alarde de osadía, afirmo sin pudor, que me siento, he terminado haciéndolo, absolutamente
estafada, pero esto en modo alguno me ha hecho abandonar mis ideas,
antes bien, las he fortalecido: que el Partido en el que he militado y al que
he votado siempre, se dibuje hoy como incapaz de representar los valores en los
que creo y seguiré creyendo – honestidad, honradez, integridad y esfuerzo - por el escándalo
de los sobres, no me lleva a abandonar mi ideología, sólo a
posicionarme en la férrea convicción de que ya no es, ni será, mi Partido y lo apoyé
abiertamente, tras su grandiosa victoria, en una de mis Reflexiones en las que
comparaba a Rajoy con Odoacro y a mí misma con uno de sus hérulos, pero le
hacía una advertencia clara: tenía mi confianza, no mi voto incondicional. Así
ha sido, rota la relación fiduciaria no hay motivo para seguir depositando más
esperanzas en un fracaso.
Y como con eso, pasa con todo, a mí
no me vale “¿pero entonces a quien voy a votar, si no?”, prefiero votar
nulo, que no en blanco ni abstenerme, dejando así clara mi postura contraria a
seguir en la inercia de una corriente que no lleva a ningún sitio más allá de
la podredumbre de un agua estancada, viciada y corrompida.
Tampoco me parece de recibo y, por
tanto, lo critico, el cinismo de la Sra.
Magdalena Álvarez al tener la impudicia de
presentarse ante una Juez a contar una milonga, prueba evidente, otra más, del
desprecio y la subestima de quienes se creen habitantes de un Olimpo
restringido al resto de los mortales, tanta fe debe tener ésta en el sistema de
adoctrinamiento que, al igual que otros de sus adeptos, no se plantean la
remota posibilidad de que existan “brillantes y singulares” que hayan “salido
y encontrado el modo de educarse a sí mismos: la formación de sus propios
juicios”, pero por suerte son más de algunos los que ha optado por ser
autodidactas: Mercedes Alaya, quizás sea – en este momento – la más mediática,
pero paulatinamente van apareciendo más y ojalá la tendencia siga in
crescendo.
Ser humanista es creer en el hombre,
a pesar del hombre y eso significa inconformismo, análisis, crítica racional,
lucha, esperanza y sobre todo: REBELDÍA, la negativa, en suma, a formar parte de un
rebaño de ovejas bobaliconas que siguen al pastor a través de una senda predeterminada, se asustan de los ladridos
del perro y se contentan con pastar sin mayor pretensión. Yo no soy oveja… ¿qué son Vds.?.
“Ideally,
what should be said to every child, repeatedly, throughout his or her school
life is something like this: 'You are in the process of being indoctrinated. We
have not yet evolved a system of education that is not a system of
indoctrination. We are sorry, but it is the best we can do. What you are being
taught here is an amalgam of current prejudice and the choices of this
particular culture. The slightest look at history will show how impermanent
these must be. You are being taught by people who have been able to accommodate
themselves to a regime of thought laid down by their predecessors. It is a
self-perpetuating system. Those of you who are more robust and individual than
others will be encouraged to leave and find ways of educating yourself —
educating your own judgements. Those that stay must remember, always, and all
the time, that they are being moulded and patterned to fit into the narrow and
particular needs of this particular society.”
― Doris Lessing, The Golden Notebook -
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