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miércoles, 9 de octubre de 2013

Un borrón en el "Cuaderno Dorado" de nuestro sistema.



Llevo unos días meditando sobre unas palabras de Doris Lessing que me parecieron, sin el menor género de duda, las más inteligentes y acertadas de las que últimamente me es posible recordar – sin gran esfuerzo, por otro lado, puesto que tengo la impresión de encontrarme, con más frecuencia de la que podría ser aconsejable, en El Camarote de los hermanos Marx -.

Es, en realidad, un extracto de una de las obras de esta Premio Nobel británica, “El Cuaderno Dorado”. Me pregunto por qué es tan habitual reconocer la valía de alguien sólo después de su muerte o, con algo más de suerte para el propio interesado, cuando se encuentra ya en las postrimerías de su vida. Pues debe ser una máxima que se cumpla: quien es un genio póstumo ha debido, necesariamente, serlo también en vida… Supongo que los genios, lo son precisamente por estar muy por encima de sus coetáneos, de ahí que tenga que venir una generación posterior a reconocerles el mérito, y empiezo a barruntarme que será, también éste, el caso de mi entrañable  Doris.

Ella viene a decir lo que no es, no puede ser, sino la más absoluta realidad que viene a explicar la razón última de esa pandemia tan peligrosamente extendida a la que le he dedicado más de una Reflexión ya: la imbecilidad humana, omnipresente y omnipotente. Su argumento – demoledor por simplista – es como sigue: “Aunque lo ideal sería decirle a los niños, en varias ocasiones a lo largo de su vida escolar algo similar a esto: Ustedes están en proceso de ser adoctrinados. Todavía no hemos desarrollado un sistema de educación que no sea, en sí, un sistema de adoctrinamiento. Lo lamentamos, pero es lo mejor que podemos ofrecerles. Lo que se les enseña aquí es una amalgama del perjuicio actual y las opciones de esta cultura particular. La más leve mirada a la Historia les mostrará como esto debe ser algo perpetuo. Vds. están siendo formados por personas que han sido capaces de acomodarse a un régimen de pensamiento, el establecido por sus predecesores, se trata de un sistema de auto-permanencia. Aquellos de Vds. que sean más brillantes y singulares que los demás, deben ser animados a salir y encontrar el modo de educarse a sí mismos: la formación de sus propios juicios. Aquellos que se queden deberán recordar, siempre y constantemente, que están siendo moldeados y modelados para adaptarse a las estrechas y particulares necesidades de esta sociedad concreta”.

Es decir, nuestro sistema educativo, que a la vista está, es un estruendoso fracaso, pues vamos a la zaga del resto de lo que podríamos llamar el Mundo Desarrollado, en cuanto a cálculo y comprensión lectora – índices que, personalmente, considero como sintomáticos de la agilidad mental que puede mitigar de modo efectivo la idiocia inducida a la que nos vemos condenados -, es un compendio de normas para adoctrinar y modelar mentes inmaduras, en proceso de desarrollo, al objeto de que tengan cabida en esta decadente estructura social nuestra, de modo que se acomoden en el más profundo aburguesamiento intelectual, no cuestionen ni critiquen decisiones de quienes ocupen, en cada momento, los cargos de decisión y se limiten a dejar transcurrir los días por su vacua existencia, sin mayor aspiración ni pretensión que la de tener una vida holgada y enfocada al vicio consumista, detentando el dudoso honor de ser, lo que no puede calificarse sino como un verdadero, analfabeto funcional. En cambio, otras mentes, aquellas que sean singulares por distintas, en cuanto a funcionamiento, a las del resto de los borregos del rebaño, se ven, necesariamente abocadas a forjarse a sí mismas, empleando para ello métodos autodidactas que formen su capacidad de discernimiento y les ayuden a fundamentar sus propios juicios. Le doy en ello, total y absolutamente, la razón a mi buena amiga Doris.

Así, ante el mayor caso de corrupción en la historia de España, unas penas descafeinadas y, me atrevería a decir que simbólicas, nos dejan impasibles; que unos padres, presunta pero más que probablemente, asesinen a su hija ya no nos conmociona, a pesar de ser un luctuoso hecho contra natura; o que una Ex – Ministra, Ex – Consejera que durante años ha estado burlando los medios de control para repartir a sus afines y acólitos un dinero público, tenga la indecencia de comparecer en un Juzgado manteniendo “la transparencia de su gestión y su absoluto desconocimiento sobre las irregularidades de los ERE” es una desfachatez de ingente magnitud… Que un adolescente le quite la vida a su madre a cuchilladas y con total frialdad, luego, lo comunique vía WhatsApp a sus amigos con el expreso apercibimiento de “Me váis a ver en las noticias”… Es simple y llanamente propio de una película surrealista, aunque no estoy muy segura de que este argumento pudiera haber germinado en la mente del gran Buñuel… O, puede que sí, pero no dejaría de ser eso: pura ficción ajena a la realidad.

Lo cierto es que nos encontramos en un país de sinvergüenzas, manejado a su antojo por cuatro descerebrados que van a seguir dirigiendo el destino de la panda de idiotas que ellos mismos se han encargado de adoctrinar para no cuestionarse absolutamente nada y seguimos cayendo, irremisiblemente, en ese juego burdo y soez, pues como Sísifo empujamos la pesada roca hasta la cumbre para dejarla caer y así, una y otra vez, porque es más cómodo adaptarse a la situación, por tóxica y nociva que nos resulte, que intentar cambiarla y digo ya sólo intentar, que no cambiar. Es innegable que no está el panorama para otra cosa que no sea la de intentar salir adelante, pero tampoco puede negarse que el desencanto nos haya de arrastrar necesariamente al conformismo del pusilánime. Cierto es, y así he de reconocerlo, que yo soy la primera que ha sufrido esa decepción incluso, en un alarde de osadía, afirmo sin pudor, que me siento, he terminado haciéndolo, absolutamente estafada, pero esto en modo alguno me ha hecho abandonar mis ideas, antes bien, las he fortalecido: que el Partido en el que he militado y al que he votado siempre, se dibuje hoy como incapaz de representar los valores en los que creo y seguiré creyendo – honestidad, honradez, integridad y esfuerzo - por el escándalo de los sobres, no me lleva a abandonar mi ideología, sólo a posicionarme en la férrea convicción de que ya no es, ni será, mi Partido y lo apoyé abiertamente, tras su grandiosa victoria, en una de mis Reflexiones en las que comparaba a Rajoy con Odoacro y a mí misma con uno de sus hérulos, pero le hacía una advertencia clara: tenía mi confianza, no mi voto incondicional. Así ha sido, rota la relación fiduciaria no hay motivo para seguir depositando más esperanzas en un fracaso.

Y como con eso, pasa con todo, a mí no me vale “¿pero entonces a quien voy a votar, si no?”, prefiero votar nulo, que no en blanco ni abstenerme, dejando así clara mi postura contraria a seguir en la inercia de una corriente que no lleva a ningún sitio más allá de la podredumbre de un agua estancada, viciada y corrompida.

Tampoco me parece de recibo y, por tanto, lo critico, el cinismo de la Sra. Magdalena Álvarez al tener la impudicia de presentarse ante una Juez a contar una milonga, prueba evidente, otra más, del desprecio y la subestima de quienes se creen habitantes de un Olimpo restringido al resto de los mortales, tanta fe debe tener ésta  en el sistema de adoctrinamiento que, al igual que otros de sus adeptos, no se plantean la remota posibilidad de que existan “brillantes y singulares” que hayan “salido y encontrado el modo de educarse a sí mismos: la formación de sus propios juicios”, pero por suerte son más de algunos los que ha optado por ser autodidactas: Mercedes Alaya, quizás sea – en este momento – la más mediática, pero paulatinamente van apareciendo más y ojalá la tendencia siga in crescendo.

Ser humanista es creer en el hombre, a pesar del hombre y eso significa inconformismo, análisis, crítica racional, lucha, esperanza y sobre todo: REBELDÍA, la negativa, en suma, a formar parte de un rebaño de ovejas bobaliconas que siguen al pastor a través de una senda predeterminada, se asustan de los ladridos del perro y se contentan con pastar sin mayor pretensión. Yo no soy oveja… ¿qué son Vds.?.


“Ideally, what should be said to every child, repeatedly, throughout his or her school life is something like this: 'You are in the process of being indoctrinated. We have not yet evolved a system of education that is not a system of indoctrination. We are sorry, but it is the best we can do. What you are being taught here is an amalgam of current prejudice and the choices of this particular culture. The slightest look at history will show how impermanent these must be. You are being taught by people who have been able to accommodate themselves to a regime of thought laid down by their predecessors. It is a self-perpetuating system. Those of you who are more robust and individual than others will be encouraged to leave and find ways of educating yourself — educating your own judgements. Those that stay must remember, always, and all the time, that they are being moulded and patterned to fit into the narrow and particular needs of this particular society.”

― Doris Lessing, The Golden Notebook -

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