A veces la realidad supera a
la ficción y ocurre que el absurdo, con frecuencia, no se inventa, simplemente
sucede pues no es posible que tamaño dislate pueda tener un único autor
intelectual. Estoy disfrutando de mi gin & tonic, tras una comida relajada
de esas que, por suerte, aún podemos degustar durante los fines de semana. Es,
en esa plácida sobremesa, cuando aprovecha la ocasión este joven, casposo y
desmañado, para hacernos, al resto de los españoles, partícipes del especial
universo paralelo en el que se ha instalado: “Yo seré Presidente de Gobierno y
dentro de dos meses los periódicos de todo el mundo hablarán del Vicepresidente
político más joven y brillante de la Europa Occidental” y en un alarde de
osadía, dando así un paso más al frente o al abismo que depende de la perspectiva, nos vaticina que también contaremos
con la versión patria de Stephen Hawking al postular a Echenique como flamante
Ministro de Ciencia.
Sonrío para mis adentros,
aquél fiero león antisistema, visionario Mesías prometido de los oprimidos por
el malvado padre Estado Capitalista, enardecedor de masas indignadas es, apenas hoy,
un pobre gato callejero, desmadejado y pendenciero, la otrora desafiante mirada
de la bestia es huidiza, tímida… ausente, ahora. Las hordas que antaño auparon
al Profeta se han convertido hoy, una vez más, pues nada nuevo hay bajo el sol,
en las sombras que pueblan la cada vez menos concurrida Plaza de La Grève,
mientras algunos románticos, habrá de concederles con generosidad, esperan la
Coronación del más monstruoso y patético de los pretendientes heréticos a Sumo
Papa de los Idiotas. Es el enaltecimiento del Elegido por tan dantesca comitiva.
Pienso en la realidad, en la
de la mayoría, y es inevitable el paralelismo que establezco entre esa postura,
a la vista está, cada más impostada de la utopía comunista – amparando el atávico y descarnado radicalismo corrosivo, recalcitrante y supurante de un negro y amargo rencor – que, la Historia se ha encargado de declarar, está abocada al mayor y más
estrepitoso de todos los fracasos y la que, por otro lado, mantenemos gran
parte de los españoles, lacerados por esta cruenta crisis que nos ha dejado sin
todo, menos sin el hambre de superarnos, de seguir en la lucha diaria, no de
leones, sino de hormigas, de continuar con ese ritual que da inicio a una hora
temprana, cuando el sonido del despertador taladra la oscuridad desgarrando así
las entrañas de cada amanecer y nuevamente volvemos al trabajo, heroico y
abnegado, por recomponer esta quebrantada y, paulatinamente, más invertebrada
España nuestra. Defraudados pero esperanzados y postulando el esfuerzo, única
renta universal, para el anhelado bienestar común.
Y es entonces cuando
nuevamente percibimos, en la soledad del silencio de nuestra propia conciencia,
los rugidos… Esos rugidos lejanos, los del león ausente.
“El vicio inherente
al capitalismo es el desigual reparto de bienes.
La virtud inherente al comunismo es el
equitativo reparto de miseria”.
(W. Churchill)
Estimados amigos de Reflexiones de Butaca:
ResponderEliminarHoy hemos recibido una inestimable intervención en relación a este artículo que al haberse realizado de manera "anónima" no consideramos deba publicarse, no obstante lo cuál, está en mi perfil de Facebook por si el anónimo quisiera responder a la valoración que realizo, si bien, esta vez teniendo la valentía de identificarse. No tengo inconveniente alguno en debatir e intercambiar ideas - aún cuando se encuentren en las antípodas de mi pensamiento - y demócrata convencida, como soy, no creo que a nadie se le deba cercenar su lícito derecho a intervenir y opinar, algo que, por desgracia, no ocurre en sistemas totalitarios. No me gustan las capuchas negras ni la oscuridad del anonimato, lo que hace grande a la Democracia es poder expresarse libremente y sin temor a represalias o insultos, algunos, por desgracia no son capaces ni de respetar ideas contrarias ni expresarse sin caer en la zafiedad del insulto, pero jamás dando la cara, como sería aconsejable y asumiendo la consecuencia de sus manifestaciones como sí, en cambio, hacemos otros.