Quienes me conocen saben de mi afición a las manualidades, al dibujo, a
la caligrafía artística, a la decoración de espacios y, sobre todo, conocen mi
capacidad creativa, así que supongo que, para mis amigos, no ha sido una gran
sorpresa el nuevo proyecto en el que me he embarcado. Llevo años decorando y
organizando fiestas, ya fueran infantiles o no, de carnaval, de Halloween, de cumpleaños,
incluso, de Comunión. He encontrado en esa “creatividad” un modo de relajarme
y, ciertamente, no se me da nada mal. Así que y por sugerencia expresa de mi
compañera de viaje en esta aventura hemos creado GRX IMAGINA, una empresa
dedicada a la organización y decoración de eventos. Hoy, al recordar como
surgió, no puedo por menos que rememorar aquél espléndido atardecer en una isla
del Mediterráneo, cuando el sol se ponía tras el horizonte de un plateado mar en calma, acariciando
tímidamente, con sus últimos rayos, la Ciudad del Silencio: M’dina…
Las vistas desde aquella
terraza eran espectaculares. Nos encontrábamos, en las postrimerías del día,
disfrutando del descanso que nos brindaba el asueto que, necesariamente, sucede
a una jornada de turismo. Después de haber visitado La Valeta, decidimos
dirigir nuestros pasos hacia aquella población de callejuelas empedradas
cargadas de historia. En mi mente se sucedían imágenes de Caballeros de la
Orden deambulando por aquél angosto laberinto, mientras mi mirada vagaba de una
iglesia a otra, la mayoría de planta octogonal. El camarero acaba de dejar
sobre la mesa las bebidas que poco antes le habíamos solicitado y nos
encontrábamos absortas en la visión que se nos presentaba ante los ojos, una de las más
bellas que haya podido, jamás, presenciar. No sé por qué me acordé en aquél
preciso instante en la fiesta que habíamos celebrado unos días antes: un
cumpleaños infantil temático, de El Capitán América, superhéroe favorito de uno
de mis sobrinos pequeños, desconozco el motivo pero lo cierto es que me sorprendí al escuchar mi
propia voz verbalizando aquél recuerdo y fue así como dio inicio una, entonces
aún no era consciente, fructífera conversación cuyo culmen ha sido GRX IMAGINA.
Entre risas, recordamos la
cara de Gonzalo cuando, sin esperarlo, se topó con toda aquella decoración que
habíamos preparado en secreto para celebrar su cuarto cumpleaños, fue
inevitable la carcajada al rememorar a un niño rubio, de enormes ojos castaños,
saltando alrededor de la mesa al grito de “¡bien, bien, bien que fiestón de 'superheure'!”… aquellos
recuerdos nos llevaron a otros que, en un orden cronológico inverso, se fueron
sucediendo: el cumple de Mickey, un bautizo muy especial, otro cumpleaños de
Frozen, la Comunión de las Monsters High, aquél otro de Peppa Pig, la
celebración de los 40 de mi hermana, luego de mi cuñado… Es reconfortante e infinitamente
gratificante ver la cara de felicidad, la sonrisa, amplia y sincera que se
pinta en el rostro de alguien como consecuencia de lo que ideo y materializo luego.
Se lo dije, entonces, a Patricia: “Cuando veo la cara de la persona a quien se
dedica la celebración, me siento feliz… Es increíble cuánta felicidad puedes
provocar en alguien con tan poco…”. Me miró y tras unos segundos entrecerrando los ojos,
en ese gesto suyo tan particular, me dijo: - “Hagámoslo”, me desconcertó: -“¿Que
hagamos qué exactamente?” le pregunté confusa, pues, aunque solemos entendernos a la perfección por
conocernos desde hace más de veinte años, con frecuencia, sus propuestas y
ocurrencias me asaltan totalmente desprevenida, no suele exteriorizar sus
pensamientos hasta que los mismos no han tomado forma, algo que es antagónico a
mi forma de ser, pues a mí me ayuda expresarlos como el medio más efectivo de ir componiéndolos. “Tienes las ideas, la imaginación y la habilidad… yo tengo la
capacidad de organización y… sobre todo… la PACIENCIA…” e hizo hincapié en esto
último, siendo ambas plenamente conocedoras de que precisamente, ser tan
distintas es lo que nos hace ser el tándem perfecto en cada uno de los
proyectos que acometemos, algo así como el mutuo complemento de los déficits de
la otra. No lo dudé: “- Imagina que creamos GRX IMAGINA”…
Y así fue como, al final de
un día de enero en Malta, en una terraza con vistas a un mar Mediterráneo que
se iba oscureciendo entre reflejos irisados de un atardecer naranja, se gestó
lo que ha terminado convirtiéndose en un nuevo proyecto cargado de ilusión e
ideas y que responde, únicamente, a contribuir en la medida de nuestras posibilidades a
hacer a la gente un poquito más feliz.
“El mundo es una cadena de un eslabón tras otro”, reza un viejo
proverbio maltés y, efectivamente, así debe ser, aún no consigo explicarme cómo de un
viaje pudo salir lo que, finalmente, hoy ya es una realidad. Para mí “imagina
que creamos GRX IMAGINA”, siempre estará unido, extrañamente, a una preciosa
puesta de sol bañada por el Mediterráneo, con los sabores de las especias y el
aroma del vino tinto…
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